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¿Cuál es el origen de la palabra Cesárea?

parto por cesárea
La palabra cesárea se refiere al tipo de partos en el cual se hace una incisión quirúrgica en el cuerpo de la madre para extraer al bebé del útero y se realizan cuando ocurren problemas inesperados durante el parto.

El origen de esta palabra aunque no está muy claro es una combinación de la supuesta etimología de la palabra y del nombre de Julio César, emperador romano.

El escritor latino Plinio el Viejo, dice que el primero de los Césares de la historia llevó este nombre porque su nacimiento fue la primera cesárea y es por lo cual caesus significa cortado.
Más tarde una ley romana llamada lex caesarea era promulgada para permitir que un nacimiento en peligro fuera practicado con esta incisión quirúrgica con el fin de salvar la vida del bebé.

Sin embargo no fue sino hasta 1581 que el médico francés François Rousset en su monografía, nombró a este tipo de cirugía como operación cesárea y la llamó section Caesarienne afirmando que el nombre derivaba del nombre Caesar que está relacionado con el significado cortado.
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La otra cara de Sudáfrica



Antes de que comenzara el Mundial de fútbol en Sudáfrica, las crónicas periodísticas estaban influidas por el deseo de la concordia. El estreno de la película “Invictus” basada en el libro del periodista de El País John Carlin, sobre aquel partido de rugby que unió a blancos y negros bajo una sola bandera, despertó el entusiasmo por un país que había sido conocido por el apartheid, Charlize Theron, diamantes como huevos de dinosaurio y vinos muy baratos.
Pero los periodistas no son ciegos. Desde hace unas semanas, empiezan a verse artículos en la prensa, o programas en la televisión sobre la otra cara de Sudáfrica. El 60% de la población negra vive en barrios de chabolas, sin agua, pero con pantalla plana. Los crímenes, los robos y las agresiones ponen a Sudáfrica en la lista de los países más peligrosos del mundo. El autobús de los periodistas que seguía a la selección española sufrió una agresión la semana pasada. Los periodistas confiesan haber sufrido robos en los hoteles donde están alojados. La policía ha tenido que convertir los hoteles de las concentraciones, en campos de concentración (por cierto, el primer campo de concentración nació en este país a principios del siglo XX).
Por muchas películas que se estrenen, y por muchas crónicas mañaneras que nos anunciaban una nueva Sudáfrica, la verdad es otra: sigue habiendo en ese país unadivisión. Ya no es racial. Es de clases. Unos ricos y otros pobres. Igual que antes, pero no se puede hablar de racismo de apartheid porque oficialmente no existe.
El país es gobernado por el partido de Nelson Mandela, el Congreso Nacional Africano. Ni el actual presidente del país, Jacob Zuma, ni los anteriores Thabo Mbeki o Nelson Mandela, lograron mejorar el nivel de vida de la población negra. Y ha empeorado la criminalidad. Hace cuatro años, un teletipo de la agencia africana de noticias decía lo siguiente: “Sudáfrica ha entrado en el numeroso grupo de países incapaces de controlar la frecuencia con la que se cometen crímenes graves – asesinatos, atracos a mano armada y violaciones -. Ante esta situación, tanto los principales medios de comunicación como la oposición han estado presionando al gobierno por su fracaso a la hora de contener el crimen”.
El embajador de EEUU en ese país hizo entonces una declaraciones al diario Sunday Times donde denunciaba la falta de seguridad, algo que causó un disgusto diplomático de altura entre los dos países. “ ¿Quién va a gastarse una gran cantidad de dinero viniendo aquí de vacaciones para pasárselo bien cuando está preocupado por la posibilidad de ser atacado?”, afirmó el embajador Eric Bost en 2006. Desde entonces, a pesar de las medidas de seguridad, la situación no ha cambiado.
Según una información de la agencia France Presse fechada el 10 de este mes, Sudáfrica tiene uno de los índices de criminalidad más altos del mundo. Se cometen 50 asesinatos al día. Para no asustar al mundo, se ha tenido que poner en marcha un plan para movilizar 44.000 policías. “Los robos violentos y el secuestro de vehículos van en aumento”, dice la información. Y lo peor es que la mayor parte de los crímenes se comete en los barrios pobres, los llamados townships.
El Mundial ha servido para eso: para destapar la cara de Sudáfrica que no quisimos ver. Y encima, no se han clasificado.
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El cuello del uniforme de los marineros



Hace unas semanas, Herumel, un lector del blog, me envió una entrada de otro blog (Un gato nipón) en la que se explicaba el porqué de la forma de ese “pañuelo” típico que llevan al cuello los trajes de marinero. He estado buscando y, la verdad, no he sido capaz de encontrar en algún lugar “oficial” una corroboración de lo que voy a contarles, tomado letra por letra del gato nipón. Por otro lado, la explicación es perfectamente lógica.

En el mar, suele haber bastante viento… y los marineros, cuando están en cubierta, tienen que lidiar con ese viento para hacer su trabajo. Cuando hay reuniones en cubierta y escuchan al capitán (sobre todo en la Marina), es muy difícil poder escuchar lo que dice, por culpa del viento, el sonido del Mar, olas, etc. Para poder escucharle, se levantan ese pedazo de tela por detrás de la cabeza, y lo sujetan con las manos, para que la tela haga un efecto de embudo por detrás, y el sonido de la voz del capitán rebote, y les llegue al oído más concentrado… como si fuera una antena parabólica. El viento, tampoco puede llegar tan fácilmente a las orejas, reduciendo el ruido que produce al chocar con ellas. El resultado, es que pueden escuchar lo que dice; Era tan importante poder hacerlo, que el diseño del uniforme de marinero cambió para poder tener esta tela siempre a mano, al lado de los oídos.
A parte de esto, lo que sí he podido averiguar es que las tres líneas que bordean esta parte del uniforme fueron autorizadas en 1857 en la marina británica y aunque se dice en ocasiones que son un homenaje a las tres grandes victorias de Nelson, parece que no va más allá de un motivo estético.

Para acabar, darle las gracias a Herumel por su mensaje y por el detalle.
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Ciclo de vida del vino: la práctica


PACO DEL CASTILLO 
Después de la parte teórica, siempre más árida, en esta segunda y última entrega vamos a realizar algunas sugerencias con un marcado componente práctico, advirtiendo, por supuesto, que como están fundamentadas en la experiencia del autor de este escrito serán lógicamente subjetivas. El 'modus operandi' será ir englobando en varios grupos de ciclos de vida temporales los diferentes tipos, estilos,…, de vinos, con las limitaciones que suponen estas clasificaciones: cuando se generaliza se cometen inevitables imprecisiones porque siempre existen casos particulares o excepciones que contradicen esa pretendida norma general.
Se ha procurado ejemplificar principalmente con los vinos españoles porque son los más conocidos por los consumidores, aunque en ocasiones se atravesarán nuestras fronteras enológicas porque también muchos lectores del mundovino tienen un profundo conocimiento de vinos foráneos.

Como no solamente se va a estimar el ciclo de vida de los vinos sino también la oportunidad, o no, de su compra, en la parte final se van a considerar aquellos vinos que teniendo un ciclo de vida largo no mejoran en botella (no precisan guarda) porque ya están perfectamente madurados.

También se advierte que los ciclos de vida señalados para los vinos pueden parecer algo cicateros pero siempre es preferible curarse en salud y pecar de prudencia antes que poder tener desagradables experiencias. Y lógicamente, en esos vinos que son más caros hay que extremar la cautela a pesar de contar con un superior margen de error, porque el daño emocional ocasionado por su imprevista decrepitud posiblemente sea directamente proporcional al coste de la botella.

Los vinos más efímeros 

Aquí habría que considerar diversos tipos de vinos que sufren una rápida merma de sus características organolépticas. Sin embargo, esto no significa que resulten imbebibles una vez transcurrido el tiempo vital que se les asocia, sino que puede que ya no estén en su mejor momento de consumo porque hayan perdido algunas de sus cualidades.

Los finos jóvenes, manzanillas jóvenes y vinos similares aunque, en sentido amplio, se elaboran como vinos de guarda en envases (botas) de madera son paradójicamente de los más sensibles al paso del tiempo.

Una vez que se sacan de las botas, donde quizá están excesivamente protegidos por el velo de flor que forman las levaduras tienen una evolución muy rápida, incluso aunque se trabaje en el embotellado con inertización de nitrógeno.

Por lo tanto es recomendable consumirlos antes de que transcurran seis meses desde la fecha de embotellado, dato que casi ninguna bodega expresa en la etiqueta, lo que casi obliga a conocer el criterio de las fechas de consumo preferente de las empresas que las señalan, que no son todas.

Obviamente, la durabilidad de estos vinos aumenta en su permanencia en la bodega, pero el circuito comercial normal del vino hace que sean extremadamente frágiles y que haya que tener prudencia con las compras.

Pero dicho estas generalidades, habría que hacer algunas matizaciones. En mi opinión cuánto más viejos son los vinos más aguantan: un fino muy viejo o una manzanilla pasada alargan su ciclo de vida durante varios años. Se podría plantear, en síntesis, que cuanto más han sufrido el impacto del oxígeno en su fase de envejecimiento mejor soportan el tiempo una vez embotellados.

De este modo, y siempre 'ceteris paribus', un fino de Jerez de cinco años de vejez media debería aguantar más que una manzanilla de la misma edad y menos que un fino de Montilla-Moriles del mismo envejecimiento. Y una manzanilla de ocho o nueve años que ya ha perdido en ocasiones el velo de flor está más 'vacunada' frente a la rápida evolución oxidativa que una manzanilla chica de tres años.

En estas elaboraciones, vuelvo a insistir que deberían expresar en la botella la fecha de embotellado (difícil por la reticencia de las empresas elaboradoras, pero posible, por eso se agradece el detalle del Equipo Navazos), y mantener en lo posible el vino en buenas condiciones ambientales en el circuito comercial para garantizar la calidad durante más tiempo.

Los 'moscati' de Asti, vinos con carbónico natural de baja graduación y elaboraciones similares del Piamonte también se comentan por su creciente interés en el mercado nacional. Se elaboran con la uva moscatel de grano menudo, por lo que son muy fragantes, y tienen un carbónico que junto con la alta acidez (más de mosto que de vino) equilibra los azúcares que no han fermentado las levaduras y hace que resulten muy placenteros. Son vinos ideales para acercar al mundo del vino a nuevos consumidores y aunque algunas personas no los toman muy en serio y los tildan de "divertimentos enológicos" creo que tienen su momento de consumo y algunas marcas tienen una elevada calidad. Aunque la acidez es buena (para estar elaborados con moscatel) su baja graduación alcohólica les proporciona muy escasa estabilidad y con el paso del tiempo sufren una notable pérdida de aromas varietales y se tornan más pesados por lo que se aconseja que se tomen no más tarde del verano del año siguiente al de la cosecha.

Los vinos rosados son las elaboraciones tradicionales que más rápidamente envejecen y ello se debe tanto a la calidad de la materia prima, inferior normalmente a la de los tintos, como al tipo de botella (transparente para que se aprecie el color) lo que favorece la oxidación, lo que determina que sean muy sensibles al paso del tiempo. Aunque hay excepciones honrosas, de algunos vinos de la Provenza y en otras zonas francesas más frías, y también en nuestro país cuando se elaboran con uvas de gran calidad. Las novedosas elaboraciones en contacto con las lías y las estancias en envases de madera alargan su ciclo de vida.

Los tintos de maceración carbónica, salvo honrosas excepciones, que 'haberlas haylas', deben consumirse pronto, preferentemente no después del verano siguiente al del año de la cosecha, es decir como los rosados, aunque estos vinos tienen mayor aguante. Incluso, durante el verano, en algunos de los que han aparecido de forma prematura ya se puede apreciar una merma de su carga aromática (uno de sus principales atractivos) y una sensible pérdida de viveza. Se debe recordar que estos vinos tienen un pH bastante elevado y que se maceran menos porque ya se ha obtenido el suficiente color en la fase de fermentación intracelular y por eso son vinos ligeros y suaves ideales para el copeo y el tapeo. Al ser más suaves se pueden tomar a temperaturas más bajas (12º a 14º C) lo que se agradece en la época estival. Hay bodegas que maceran más tiempo y alargan su ciclo de vida pero son más corpulentos y con un paso de boca menos suave.

Vinos de consumo rápido 

Se encuadran en este apartado aquellos vinos que se recomienda que se beban antes de un año siguiente al del año de la cosecha.

La mayor o menor permanencia de sus atributos estará determinada por la calidad de la materia prima, es decir, por la variedad, la zona geográfica, la añada o la selección de la uva.

Los blancos jóvenes españoles, considerando como tales aquellos que se consiguen con fermentación en inox y que se embotellan (y lanzan al mercado) con rapidez, tienen una vida bastante corta y deberán tomarse sin merma de cualidades hasta el otoño del año siguiente al de la cosecha. Pero aquí también hay excepciones: verdejos de Rueda, algunos vinos gallegos y otros casos de zonas frescas. Además, los elaborados con variedades de buena acidez (chardonnay y otras) tendrán ventaja en cuanto a longevidad, y de igual modo los de las zonas más septentrionales, con uvas bien maduras, deberán superar, en teoría, a los vinos de las más meridionales.

En el circuito comercial, los vinos espumosos suelen tener un ciclo de vida relativamente corto, aunque aquí hay una mayor dependencia de un factor extra-enológico: la calidad de la conservación. En buenas condiciones ambientales los grandes champanes pueden madurar años después del degüelle, y los mejores cavas también aguantan bastante aunque menos por su menor acidez, pero en su favor son más inmediatos, se pueden tomar poco tiempo después del degüelle. Sin embargo, atendiendo a razones prácticas como en la mayoría de los cavas no se expresa la fecha de degüelle deben tomarse lo antes posible porque una vez embotellados no suelen ganar en botella.

Como medida de cautela −la prevención preside este escrito− se recomienda no comprar excesivas cantidades de estos vinos y cuidar bastante dónde se compra: las tiendas especializadas tienen ventaja en este sentido porque, de momento, conservan mejor los vinos que las grandes compañías de distribución.

En los tintos jóvenes con despalillado, para diferenciarlos de los antes citados de maceración carbónica, las zonas meridionales son, en general, una mejor opción de compra porque la materia prima suele tener mejor madurez. No obstante, ello no quiere decir que bodegas de zonas templadas y frescas no ofrezcan calidad (los hay bastante buenos), pero la clave, se insiste, estará en la materia prima de partida. La mayoría de estos vinos aguantan bien hasta la siguiente cosecha pero algunos, si la reducción es buena, y la acidez acompaña (añada) pueden tener vida hasta los dos o tres años siguientes.

Puede sorprender su inclusión en este apartado de algunos vinos dulces pero la experiencia le dice a este docente, que cualquier precaución es poca por las causas que a continuación se detallan. En las mistelas de moscatel o de cualquier otra variedad, ya sea blanca o tinta, el desequilibrio puede llegar no solamente por la pérdida de acidez (en vinos ya de por sí cálidos) o de aromas varietales (si los tuviera la variedad), sino también por la posible aparición de compuestos azufrados de reducción. Deben consumirse a ser posible en el año siguiente al de la cosecha para disminuir los citados riesgos, siempre que aparezca expresada la añada.

Los vinos dulces naturales de moscatel, sobre todo si son de moscatel de grano menudo, como es el caso de la mayoría de las zonas mediterráneas francesas deben consumirse cuanto antes. A los problemas anteriormente aludidos de compuestos azufrados se le añade en este caso una imperdonable pérdida de aromas. No obstante, en ocasiones si la reducción es buena y la cosecha excelente (recuerdo un fastuoso 1993 en Frontignan) el vino aguanta bien algunos años aunque cambia sus características varietales por delicadas notas amieladas y de confituras de cítricos y frutas blancas.

Los vinos naturalmente dulces con poca graduación (12º a 13,5º) y no demasiados azúcares plantean a veces problemas, sobre todo los provenientes de zonas cálidas. Ni que decir tiene que se van más afectadas (casi exclusivamente) las segundas marcas de las bodegas porque la acidez de estos vinos es más baja que en sus hermanos mayores, el grado alcohólico también y al no ser los azucares tan abundantes el riesgo de refermentación es más alto: para evitar este problema potencial suelen llevar una superior dosis de anhídrido sulfuroso. Este compuesto con el tiempo y en un ambiente reductor puede derivar (o no) a ácido sulfhídrico y a sus combinaciones con el alcohol, etcétera. generando los temidos mercaptanos. Como este proceso necesita tiempo, el problema se evita o se puede evitar con su rápido consumo.

Vinos para beber a medio plazo 

En este apartado ya se empiezan a incluir vinos con estancia en madera que pueden llevar la mención crianza, reserva o ninguna. Pueden llegar a los tres años de vida aunque en ocasiones podrían superar esta cifra.

Los blancos de crianza españoles y más que de crianza, cada vez quedan menos, sería mejor decir fermentados en barrica con posterior mecido con las lías finas suelen prolongar su vida en función de la calidad de la añada. Es el caso de algunos vinos elaborados con las variedades chardonnay, sauvignon, albariño, godello, treixadura, verdejo, xarello, viura y con otras variedades.

También estarían en este grupo los vinos de Rías Baixas de uvas seleccionadas y embotellado tardío por permanencia en depósito de acero inoxidable, frecuentemente en contacto con lías, e igualmente elaboraciones similares de Godello y de Treixadura y otras uvas autóctonas que no han pasado por la madera.

Como numerosos vinos blancos europeos como los de Alsacia, del Valle del Loira, de Jurançon sec, de Chablis, Ródano, Provenza y de otras zonas francesas, de Portugal (alvarinhos de Monção y otras zonas), del norte de Italia y de otras zonas transalpinas, de Alemania, Austria, Suiza, Hungría y de otros países centroeuropeos y del nuevo mundo vinícola.

Aunque sé que esta recomendación suscitará quizás la polémica, en mi opinión también se deben tomar pronto (en dos años) los vinos de la A.O.C. Condrieu. La viognier es una vinífera muy aromática y ofrece vinos con mucho volumen, se parece en esto a la pinot gris pero la uva alsaciana tiene mayor acidez que ésta y por tal motivo en Francia evitan cultivarla en zonas cálidas, en St. Joseph casi desaparece cuando se abre el valle y se reduce el efecto del mistral. Con el tiempo sus vinos no solamente pierden sus fantásticos aromas sino también equilibrio en boca y se hacen pesados por su graduación y por su corpulencia. Château Grillet, solamente lo he probado en una ocasión, en otro estilo es una de las excepciones que confirman la regla.

Los tintos de media crianza, incluidos los que no indican ninguna mención de envejecimiento (cada vez más numerosos) pero que han pasado por madera (de tres a seis meses) pueden ganar atributos organolépticos en la botella y su edad útil se puede prolonga según la calidad de la materia prima hasta los tres años o más.

Lo mismo se podría decir de los vinos de pequeña guarda incluyendo aquí los de la mención crianza y similares a los que en el testamento anual de reparto de la cosecha tienen numerosos hermanos mayores (vinos de pagos concretos, reservas especiales, vendimias seleccionadas, etcétera) que se llevan las mejores uvas. Estos vinos pueden tener en algunos casos un ciclo de vida más corto que algunos de los llamados de media crianza o tintos barrica o tintos roble y como en otros casos ya expuestos, la calidad de la materia prima será la que determine su edad.

Vinos de vida media larga 

A continuación se comentan los vinos que mejoran en botella y pueden llegar a mantenerse en plena forma hasta cinco o más años después de la cosecha.

Empezamos citando los blancos franceses y europeos como los buenos Pessac-Leognan de añadas favorables, los más grandes duran muchos más años, Chablis Premier Cru y Grand cru (algunos pueden durar mucho más), y las buenas añadas de Jurançon sec, del Valle del Loira (Anjou, Savennières, Pouilly-Fumé, Sancerre, etcétera), de Borgoña (Mâconnais) y de otras zonas, de Alsacia (Grands Crus de Alsacia de riesling, de gewürztraminer y pinot gris), del Ródano, del norte de Italia y de Centroeuropa de variedades nobles (riesling, grüner veltliner, furmint y otras). También vinos de chardonnay y otras buenas viníferas de Sudáfrica, Australia, EEUU y otras zonas extraeuropeas.

Los tintos de guarda españoles, entrando en este grupo tanto crianzas como reservas y algunos vinos tintos especiales.

Son vinos que precisan una estancia en la botella para afinarse y crecer organolépticamente y aquí tendríamos la gran mayoría de elaboraciones de tintos de guarda españolas, fundamentalmente los de zonas cálidas y también otros muchos de zonas templadas. Además, podrían estar en este grupo algunos tintos de corte moderno con elevada concentración y gran aporte tánico de la madera que no suelen aguantar tanto tiempo como se espera de ellos por falta de acidez.

Se sigue con vinos de licor como los vinos dulces naturales con escasa permanencia en la madera (generalmente hasta un año) en contraposición con los rancios de prolongado envejecimiento oxidativo: es el caso de los tintos dulces Maury Vintage, Banyuls Rimage y elaboraciones similares. A ellos habría que añadir los nuevos tintos dulces del Levante español y algunos moscateles elaborados como vino dulce natural o de forma parecida y que hayan pasado un cierto tiempo en envases de madera. En éstos el problema vuelve a ser la reducción negativa en botella (que se minimiza con la permanencia en la madera), y a la mayoría quizás nunca les afecte, pero siempre queda el beneficio de la duda. Hay que controlar las mejores cosechas de las zonas aludidas. Aunque son 'vinhos generosos', por ser elaboraciones similares también se consideran aquí los Porto Late Bottled Vintage tradicionales que no se filtran y que suelen ganar en botella hasta tres o cuatro años más, depende como siempre de la cosecha, pero que no conviene comprar en grandes cantidades.

Ganan en botella y aguantan bastante los vinos naturalmente dulces clásicos de podredumbre noble del Sauternais (Loupiac, Cadillac, etcétera) pero hay que tener cuidado con las añadas incluso de Sauternes y Barsac porque en algunos casos se hacen pesados y cansinos y hay que bajar bastante la temperatura para que sean cuanto menos potables. También aquí tienen razón de estar vinos similares de calidades medio-bajas de Australia, Sudáfrica, y de otras zonas francesas del valle del Loira: Coteaux du Layon, Coteaux de l’ Aubance, Vouvray, y otras. Una vez embotellados precisan un tiempo para desarrollarse y ganar fruta y reducciones de calidad, sobre todo los elaborados con la uva chenin blanc.

Ya sin la acción de la Botrytis los Jurançon y Pacherenc du Vic-Bilh de uvas vendimiadas en noviembre o los malvasías clásicos de Canarias también son vinos que pueden crecer en la botella pero, salvo excepciones (la añada manda) no suelen durar más de cuatro o cinco años. No deben olvidarse los dulces vendimias tardías del nuevo mundo vinícola.

En los 'Passiti' y similares vinos italianos su ciclo vital dependerá de las características de la materia prima, en algunos casos puede estar en tres o cuatro años y en otros pasará de diez o de veinte años y más.

Vinos de larga y muy larga vida 

En esta arbitraria clasificación de consideran los vinos que mejoran en botella y que mantienen sus buenas cualidades de, pongamos, ocho a 50 años. Como hablar de vinos tan longevos exigiría un mínimo refinamiento que excedería la extensión ya demasiado larga de este artículo se hará una superior globalización con el riesgo que conlleva.

Algunos de estos vinos tan longevos necesitan bastante tiempo para desarrollar sus cualidades y tienen un ciclo de vida de más de 12 años que en ocasiones puede pasar de los cincuenta y en casos concretos prolongarse más de un siglo.

Entre los blancos, los grandes clásicos franceses de: Burdeos, Borgoña, Alsacia (de gewürztraminer y pinot gris), del Loira, de Hermitage; de Alemania y Austria, de Italia, y los grandes blancos de Estados Unidos y, en menor medida, de Sudáfrica, Australia y otras zonas.

Abundan más los tintos de larga vida como vinos españoles de Rioja y de zonas templadas y frescas (Ribera del Duero y otras) y en menor medida cálidas (Priorato, Jumilla y otras), grandes vinos de Burdeos, de Borgoña, del Ródano, de Madiran, de Bandol y de otras zonas francesas, de Chianti, Barolo, Barbaresco, y de otras zonas italianas, de Australia, de EEUU, de Chile y de otras de las nuevas potencias.

Los mejores vinos naturalmente dulces como Vendimias Tardías de Alsacia y del suroeste de Francia (Jurançon), del norte de Italia, los vinos de paja del Jura, 'Passiti', y los grandes vinos de podredumbre noble: Sauternes, Montbazillac, Bonnezeaux, Quarts de Chaumes, Vouvray, Beerenauslese y Trockenbeerenauslese, Ausbruch, Loazzolo, etcétera. También los Eiswein del centro de Europa y los Icewine canadienses.

Los Portos Vintage de excepcionales añadas precisan más tiempo para alcanzar su cenit, a veces más de 20 o 30 años, pero a cambio su ciclo de vida se sigue alargando de forma extraordinaria.

Epílogo 

He dejado para el final aquellos vinos que han tenido un dilatado envejecimiento en envases de madera (medio oxidativo) y que gozan de un prolongado ciclo de vida pero que no mejoran en botella, sino que mantienen e incluso perder algo de calidad en cuanto al aspecto, por enturbiamiento.

Es este apartado se pueden citar los Porto Colheita, Porto 10, 20, 30 y 40 años, Madeira Vintage y Malmsey 15 años y similares; vinos tradicionales viejos, VORS de Jerez y similares de Montilla-Moriles: amontillados, olorosos secos y dulces, Palos cortados, Dulces Pedro Ximénez; Málaga trasañejos, Rivesaltes 'ambrés' y 'tuilés' muy viejos ('hors d’âge' y similares), Maury Rancios y Banyuls Grand Cru muy viejos, y otros vinos de envejecimiento oxidativo. Y también se podrían incluir esos vinos blancos de largo envejecimiento de algunas (pocas) bodegas de la Rioja que son tan apreciados por muchos consumidores.

En todos estos casos se entiende que por ser vinos que no ganan en botella, no tiene mucho sentido hacer grandes compras salvo que, en algún caso de alguna cosecha excepcional haya una escasa oferta. Es preferible dejar espacio en nuestra casi siempre exigua 'bodega de maduración' para aquellos vinos que efectivamente vayan a ganar con el paso del tiempo.

Me despido agradeciendo al lector su paciencia (si ha llegado hasta aquí) con el escrito y disculpándome por los errores, que los habrá, y por las omisiones (más aún) pero espero que haya servido para orientar en la compra y en el disfrute a aquellos consumidores menos avezados e informados.
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El abogado del diablo


Cuántas veces he usado la expresión “abogado del diablo”, que como ustedes sabrán, se suele utilizar para indicar que uno está haciendo “de malo”, haciendo preguntas o proposiciones negativas, con la única intención de que la razón o idea florezca al vencer todas estas trabas puestas por dicho “abogado del diablo”.


La expresión nace en los procesos de canonización de la iglesia católica, es decir, durante el debate o análisis de una vida y unos hechos para decidir si una determinada persona debe ser reconocida como santo (o beato) o no. Este personaje, durante el proceso, exigía pruebas de todo lo que se exponía a favor del candidato y dudaba de lo que se decía, indicaba errores… Como es lógico, la persona que hacía este papel era un clérigo, por lo que en cierto modo era fingido su escepticismo. Este punto es el que confiere su especial significado al dicho.


La necesidad de un “abogado del diablo” en los procesos de canonización fue establecida en 1587 y así se hizo hasta 1983, fecha en la que se cambió el término y también su forma de actuar.
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La noche que desaparecieron 7 millones de niños norteamericanos



No estoy hablando de secuestros masivos, ni de un flautista de Hamelín moderno, ni de abducciones extraterrestres… si no de “desapariciones” administrativas o económicas.
En EEUU el 15 de abril es la fecha tope para presentar la declaración de impuesto federal sobre el ingresos. Para poder recibir las exenciones por hijos (por ejemplo, en 2008 esta cantidad ascendía a $ 3.500) no se podía superar un determinado nivel de ingresos e incluir el nombre de los hijos en la declaración.
En 1987, el IRS (Internal Revenue Service), el equivalente a nuestra Hacienda Tributaria, cambió las reglas del juego y modificó las condiciones para poder recibir las exenciones por hijos:
Se debía incluir el número de la Seguridad Social de los hijos, ya no valía con incluir sólo el nombre.
Recordemos que el número de la Seguridad Social americano es muy distinto al nuestro. Este número se asigna al nacer y está compuesto por nueve dígitos: los tres primeros indican el lugar de  nacimiento, los dos siguientes indican la ubicación más específica dentro de su área y los cuatro últimos son números de serie (se asignan entre el 0001 y 9999).
Este cambio hizo que en la medianoche del 15 de abril de 1987 “desaparecieran” siete millones de niños de las declaraciones. Ésto demuestra que el fraude al fisco es una práctica extendida por todos los rincones.



Fuente: Freakonomics – Steven D. Levitt y Stephen J. Dubner
La noche que desaparecieron 7 millones de niños norteamericanos escrito por Javier Sanz en: Historias de la Historia
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La arrogancia del líder



Ayer XL Semanal, el Semanal del diario ABC, traía en su reportaje de portada a José Mourinho, el nuevo entrenador delReal Madrid. El titular era: "Para ser líder tienes que ser arrogante". Dejo la entrevista de Jeffrey Marcus para que cada uno saque conclusiones, aunque yo siempre he preferido la vanidad sincera a la humildad fingida. No me gusta la falta de autenticidad. De todo lo que dice me quedo con la siguiente frase: "Mi relación con los jugadores puede ser buena o mala, pero está basada en la honestidad":

Es the special one . Sin duda. No porque lo diga él mismo, que se inventó su mote al llegar al Chelsea, sino porque, se lo ame o se lo odie, no deja indiferente a nadie. Haber ganado Ligas en Inglaterra, Italia y Portugal y tener dos Champions ya le han valido un lugar en la historia del fútbol. Ahora llega al Madrid a por más, dispuesto a revolucionar nuestra visión de este deporte. Charlar con él es toda una lección de liderazgo. A los 14 años ya elaboraba informes de los equipos rivales para su padre, entrenador del belenenses y, años antes, destacado portero portugués. Mourinho nació con un balón bajo el brazo y dio sus primeros pasos sobre un campo de fútbol.

Por mucho que su madre, profesora de gramática, insistiese en que estudiase Empresariales, se impuso la Educación Física. Jugó unos años en un equipo de tercera, pero no destacaba dentro del campo y prefirió quedarse en el banquillo. A los 24 años dejó de jugar, se sacó el título de entrenador de la UEFA y, tras pasar por varios equipos menores, en 1992 dio un paso clave al conocer a Bobby Robson en el Sporting de Lisboa. Mourinho iba como traductor, pero se hizo con el cargo de segundo técnico. Robson, mítico entrenador inglés, marcaría su carrera. Estuvo tres años con él en Portugal y lo siguió a Barcelona, donde luego se quedó un año más con Louis Van Gaal. En 2000 decidió que ya era hora de ser primer entrenador y volvió a Portugal. Al principio no destacó, pero en 2002 se hizo cargo del Oporto, sumido en una tremenda crisis. En su primera temporada ganó Liga, Copa y UEFA. En la segunda, Liga y Champions. Comienza el mito. Roman Abramovich lo ficha para el Chelsea y lo convierte el entrenador mejor pagado del mundo. Por lo visto, lo vale. La primera temporada ganó la Liga y la Supercopa; en la tercera, ya acumulaba seis títulos. De ahí, en 2008, al Inter: dos Ligas, Copa, Supercopa y Champions, haciendo incluso triplete. Ahora, a los 47 años, lidera al Real Madrid. Al Santiago Bernabéu llegó conduciendo un Ferrari. «No soy un falso humilde. Soy José Mourinho. Con todas sus cualidades y todos sus defectos».

XLSemanal. Observándolo durante los partidos, da la impresión de que en cualquier momento va a saltar al campo, de que quiere usted ser parte del juego.José Mourinho. Es lo que quiero. Es una pena que no pueda estar en el campo. Con esto no quiero decir que pudiera hacerlo mejor que los jugadores –lo que sería absurdo–, sino que nada es comparable a la emoción y el placer de estar disputando un partido. Siempre les digo a mis jugadores que éstos son los partidos que todo el mundo quisiera jugar, los partidos que los niños sueñan con jugar algún día. Y no hay muchos que tengan el talento necesario para jugarlos; yo mismo nunca lo tuve para llegar a lo más alto. Por eso, ya que tienen ese don, tienen que disfrutar del momento. No tienen que jugar con miedo; tienen que jugar con emoción, con pasión y eso es lo que intento transmitirles. Por eso me muevo y grito mucho. Los entrenadores estamos para ayudar a los jugadores, para contribuir a que el juego sea mejor. Pero los árbitros, a veces, no nos dejan comunicarnos bien. Como puede imaginarse, no es fácil dirigirse a los jugadores en un estadio con 85.000 espectadores, por lo que tenemos que esforzarnos al máximo.

XL. Tiene usted una filosofía del juego muy particular. ¿Cómo la describiría?J.M. Mi filosofía no es fácil de describir. Hay algunas frases que vienen a establecer un poco lo que pienso. Una de ellas es que, en mi equipo, el conjunto tiene que ser muy superior a la suma de sus partes. El nuestro no es un juego individual, sino colectivo.

XL. ¿Cómo transmite ese mensaje a los jugadores?
J.M. Por medio del trabajo del día a día, de cada minuto de convivencia. Vivimos para el equipo. Los objetivos del equipo se convierten en parte de la motivación individual. Si un jugador quiere ganar la Bota de Oro o ser designado el mejor jugador del encuentro, eso son motivaciones individuales; pero la verdadera motivación es colectiva. Porque en el fútbol de alto nivel es imposible que un equipo sea mejor que el otro durante los 90 minutos seguidos. Lo normal es que un equipo domine el juego un rato, que su rival domine otro rato... Es algo parecido a lo que sucede en el boxeo. Por eso siempre les digo a los jugadores que tienen que estar preparados para los momentos difíciles, para estar unidos sin hundirse, sin rendirse nunca.

XL. Para tener éxito a tan alto nivel, hace falta mucha concentración y claridad de ideas, pero también mucha paciencia. ¿De dónde saca todas estas cualidades?J.M. Yo creo que uno nace con ellas. Alex Ferguson –que es amigo mío– es un buen ejemplo en este sentido. La pasión, la motivación y el deseo no tienen que ver con la edad. Tampoco con los títulos que uno haya ganado ni con los hombres que tenga en el banquillo. Es algo que sale de tu interior. Ferguson tiene casi 70 años, pero rebosa pasión. Yo llevo diez años entrenando y no he cambiado un milímetro: sigo siendo el mismo de siempre. Quiero ganar, lo mismo que siempre. Todos los días me levanto con la misma pasión por el trabajo. Creo que es algo que uno lleva dentro, es algo genético. Uno tiene que nacer con esas dotes. No se puede mejorar lo que es genético, o eso me parece a mí.

XL. Es conocido por la seguridad que tiene en sí mismo. ¿Pero qué les diría a quienes lo tildan de arrogante?
J.M. Les diría que no lo soy. Yo no soy arrogante. Les diría que, cuando uno trabaja sometido a tanta presión –la palabra `presión´ tampoco me gusta mucho, porque yo en mi trabajo me lo paso muy bien–, tiene que ser capaz de controlar dicha presión. Si eres un líder y quieres influir en las actitudes de los demás y conseguir que los demás te sigan, lo primero es ser fuerte. Siempre digo que, por lo general, el equipo es el rostro de su entrenador. Y si el entrenador no es valiente, seguro de sí mismo, arrogante incluso, ese equipo pierde calidad. Y estoy convencido de que ésa es la razón por la que mis equipos son siempre muy, pero que muy difíciles de batir.

XL. Esta seguridad en sí mismo quedó clara en el comentario que hizo nada más fichar por el Chelsea. ¿Lo de «the special one» con el tiempo ha venido a significar algo distinto a lo que usted quería decir?J.M. Lo he explicado más de una vez. Yo llegué al Chelsea un día después de ganar la Champions League, de forma que durante esas 24 horas era el campeón y en Londres me encontré con que se suponía que tenía que justificar mi valía. La gente hoy usa lo de «the special one» como una especie de apodo, cosa que a mí no me molesta en absoluto. En el fútbol, casi todo el mundo tiene un apodo y éste es el mío. A estas alturas es imposible librarse de él. Pero el hecho de que me llamen así no supone ninguna presión añadida. Lo llevo muy bien.

XL. En Gran Bretaña hay muchos chistes al respecto.
J.M. A mí, estas cosas no me molestan en lo más mínimo. Mi propia familia se ríe mucho con esos chistes. En Inglaterra y Portugal hay teleñecos con mi rostro. Y en la radio hay un montón de imitadores de mi voz. Por mí, perfecto.

XL. El teleñeco inglés siempre aparece con su bufanda inseparable, la que usted siempre luce en el banquillo. ¿La bufanda es una especie de símbolo de su persona?J.M. No se trata de un símbolo. Yo tengo un acuerdo comercial con Armani y la bufanda es de Armani. No soy una persona friolera; no me gusta llevar puestas chaquetas y más chaquetas. La bufanda me abriga un poco y resulta cómoda. Y a Armani le va bien que la lleve puesta.

XL. Usted siempre se precia de dar la cara por el equipo al que entrena y de lidiar con la prensa. ¿Lo hace para liberar a los jugadores de la presión?J.M. Eso intento. Por supuesto, en un equipo de alto nivel siempre hay jugadores muy capaces de manejar esa presión, pero hay otros que son más cohibidos, que no saben desenvolverse tan bien con la prensa. Y, sí, claro, yo hago lo que puedo. Para mí no presenta problemas. Los jugadores son los que dan la cara, los que están en el objetivo de las cámaras durante 90 minutos y durante ese tiempo son los que se encuentran sometidos a mayor presión. Por eso, antes y después del partido, trato de ser yo el que se lleve las bofetadas.

XL. Su relación con los medios de comunicación es curiosa. ¿Hasta qué punto se considera usted un famoso? ¿Es lo suyo una especie de representación?J.M. No sabría decirle, la verdad. Tan sólo tengo claro lo que soy. Tengo claro que no quiero cambiar. Cada vez que cambio de país digo siempre lo mismo: «Su país no va a cambiar mi forma de ser. No sé si voy a ser capaz de cambiarlos a ustedes, pero su país a mí no me va a cambiar». Yo no soy de los que pierden su identidad. Cuando me voy, sigo siendo el mismo de antes. Por supuesto, en cada nuevo país hay cosas que aprender y experiencias que vivir, pero mi objetivo es el de preservar mi personalidad particular. Y luego siempre está el riesgo de que te quieran o te detesten. Cosa que entiendo bien: no soy una persona que deje indiferente. En lo referente a ser un famoso al uso, la verdad es que no termino de comprenderlo, porque en mi vida privada soy lo opuesto de lo que la gente percibe de mí profesionalmente; soy una persona muy discreta.

XL. ¿Qué hace cuando no está ocupado con el fútbol?J.M. No me gusta que la gente se meta en mi vida privada. Paso el tiempo con mi familia, con mis hijos, hago las cosas que me gustan. También me gusta estar con mis colaboradores personales, porque son muy importantes en mi vida. También me gusta jugar al tenis, conducir... Los coches me encantan.

XL. Hablando de automóviles, ¿qué modelo conduce?
J.M. Un Ferrari Scaglietti. Y un Mini; los Minis son estupendos. Y un Cadillac de los grandes. No soy de los que se conforman con un solo coche. Me gusta conducir y me gusta notar la diferencia entre un modelo y otro. Depende de cómo me sienta en cada momento.

XL. ¿En cuántos idiomas se defiende?
J.M. Además del portugués, hablo inglés, español, italiano y francés. Por supuesto, la lengua que mejor hablo es la del país en la que estoy trabajando en cada momento. Tengo facilidad para los idiomas.

XL. La relación con los jugadores parece ser primordial para usted.
J.M. Sí, es importante. La relación puede ser buena o mala, pero lo principal es que sea honesta, honesta a más no poder. Como sucede en una familia, puede haber altibajos, pero hay que tener claro que todos nos queremos y que lo que importa es el equipo.

XL. ¿Se considera usted una figura paterna respecto a los jugadores? ¿Qué tipo de relación se da?J.M. Depende. Creo que soy muy abierto con los jugadores, como un hermano o un amigo íntimo, que conmigo pueden sentirse libres de decírmelo todo o casi todo. Incluso los problemas y los detalles personales que no tienen que ver con su vida profesional. Pero, además de ser comprensivo, un líder tiene que mantener la cabeza fría, porque, como entrenador, a veces tiene que tomar decisiones que no son fáciles.

XL. Su voluntad y su determinación están muy claras... Pero ¿cuáles son sus dudas?J.M. ¿Mis dudas? Las dudas que pueda tener me las guardo para mí y para quienes trabajan conmigo. Si probamos unos ejercicios nuevos, el resultado es una incógnita que no se despeja hasta que lo analizamos y debatimos... Soy un hombre interesado en las incógnitas. Por eso, nunca tengo dudas antes de los partidos y por las noches duermo como un tronco. Sin embargo, después de los partidos no duermo bien, porque hay muchas incógnitas que resolver. No antes, sino después de los partidos. Yo llego a cada partido convencido de que todo ha sido preparado a la perfección. Pero después me fascinan las incógnitas, porque siempre estoy tratando de mejorar. Por eso digo que no soy un hombre con dudas, sino con incógnitas.

XL. ¿Qué cree que le espera en el futuro?
J.M. Mi vida siempre estará en el fútbol, eso está claro. Mi vida son dos cosas: la familia y el fútbol. La familia siempre está conmigo, pero el fútbol es mi presente y mi futuro. Quiero estar siempre motivado y tratar de disfrutar de las cosas, trazarme nuevos retos que me motiven. Tengo el objetivo de convertirme en el primer entrenador campeón en las tres mejores Ligas del mundo: la española, la inglesa y la italiana. Eso, hasta ahora, nadie lo ha conseguido. Pero, por encima de todo, yo lo que quiero es ser feliz. Quiero estar contento con la gente con la que trabajo, en el club en el que trabajo. Yo necesito trabajar en clubes en los que me sienta arropado, querido, en los que crea ser una parte importante del futuro del club. Todo esto es fundamental para mí.

* Hoy en el blog de Aprende del Deporte y SportYou publico el post: El balón tiene razones que la razón no entiende, a cerca de la magia y la capacidad de sorpresa del fútbol.
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La parte criminal de la humanidad



Europa es el mayor mercado de heroína del mundo, un negocio que produce 20.000 millones de dólares al año. Rusia es líder el toneladas consumidas: 70 millones al año.  Afganistán y Colombia son las fábricas mundiales de opio. El primer país sufre una ocupación por fuerzas internacionales desde hace ocho años, pero nadie ha podido erradicar el cultivo de opio, del cual viven miles de familias.
El mercado mundial de la heroína, extraída de los bulbos del un tipo de amapola, es de 55.000 millones de dólares. Pero en Afganistán por ejemplo solo caen 2.300 millones, lo cual quiere decir que es un negocio para los intermediarios que trafican en los países ricos.
El tráfico ilegal de personas mueve 140.000 víctimas al año hacia Europa. Pueden ser usadas para la explotación sexual o para el trabajo. Es un negocio que genera un volumen de 3.000 millones de dólares al año.
Los mayores flujos de emigrantes ilegales, conducidos por traficantes proceden de Africa a Europa, o de Latinoamérica a Estados Unidos. Cada año pasan entre 2,5 y 3 millones de emigrantes de Latinoamérica a EEUU. Ese negocio de carne humana mueve 6.000 millones de dólares para los traficantes.
El número de falsificaciones de productos introducidas en Europa se ha multiplicado por 10 en los últimos diez años. Este negocio reporta a los falsificadores unos 10.000 millones de dólares. La mayor parte de las medicinas que circulan en Africa y Asia del Sur son medicamentos falsos o adulterados, que incrementan la amenaza de padecer una enfermedad.
El crimen ecológico corta y vende millones de toneladas de madera cada año, que son exportadas a Europa y a China, por un valor de 2.500 millones de dólares. Suponen la devastación de grandes zonas selváticas.
A su vez, el cibercrimen roba y usa la identidad de 1,5 millones de personas en todo el mundo en un año. Los cibercriminales han entrado en los sistemas informáticos de centrales nucleares, bancos y estados. Y cada vez rompen más sistemas de seguridad.
Todo esto y mucho más es el resumen de la  cara más asquerosa de la humanidad. Los traficantes de drogas, seres humanos, los cibercriminales o los ecocidas. El pasado 17 de junio fue reunido en un informe titulado “La globalización del crimen”, que se puede leer en el portal de Naciones Unidas.
Si quieren ver un reportaje fotográfico sobre el impacto de la droga, no se pierdan esta serie de fotos de The Boston Globe, basadas en el Informe Mundial de la Drogade la ONU en 2009.
Esta semana, además, conoceremos el informe Mundial de la Droga 2010. Se dedica a exponer la difícil lucha contra los traficantes de narcóticos.
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Ciclo de vida del vino: la teoría


PACO DEL CASTILLO 
Vamos a intentar aproximar al consumidor enófilo o, sobre todo, al que lo pretende ser, a un asunto importante que a veces es difícil de determinar: el momento óptimo de la madurez de los vinos para obtener de ellos el máximo disfrute posible. Como es fácil suponer este momento óptimo tendrá siempre un cierto carácter subjetivo porque no existe ninguna máquina de medir el ciclo de vida del vino y también porque (como ocurre con las carnes a la brasa) dependerá del gusto de cada persona o de la ocasión: un vino sin terminar de madurar los taninos puede ser ideal para armonizarlo con algunos platos que precisen esa astringencia y, en cambio, podría resultar agresivo para otras que requieran una superior delicadeza.
Salvando estas limitaciones o cuestiones subjetivas, se intentan esbozar a continuación algunos aspectos, llamemos teóricos (que en ocasiones son de sentido común) que pretenden indagar en los factores que determinan este 'punto de madurez áureo' o ideal. Y este momento dependerá de las diversas causas responsables de sus características compositivas, entre otras: su origen geográfico y varietal, su proceso de elaboración y la añada (cosecha) de procedencia en su caso. Es resumen: la calidad de la materia prima y el trabajo que con ella se hace en la bodega.

En otra entrega posterior, el texto será más práctico, o ejemplificador, y tratará de casos concretos por tipos o estilos de vinos, haciendo especial hincapié en el panorama enológico español.

Aunque sea una tautología, conviene decir, que el conocimiento del ciclo de vida útil del vino es importante para un aficionado porque no solamente le permitirá obtener el máximo beneficio organoléptico de los vinos que compra (dotándoles de la guarda necesaria hasta su afinación adecuada) sino porque evitará que se le estropeen, por decrepitud, aquellas botellas que con tanta ilusión adquirió de un vino que le gustó mucho o bien de una añada especial, tanto por su calidad intrínseca como por su valor sentimental (nacimiento de un hijo, boda, etc.).

Y este conocimiento, para un profesional como el sumiller es absolutamente imprescindible porque le permite rentabilizar al máximo las compras y además rotar convenientemente las existencias. Simplificando un poco, el sumiller deberá madurar en la bodega algunos vinos hasta que alcancen su calidad esperada y, por el contrario deberá vender con prontitud aquellos que puedan estar llegando a esa etapa anterior al declive.

El vino como ser vivo 

Casi resulta un tópico expresar que el vino es un ser vivo, pero si bien esta afirmación no es cierta desde el punto de vista biológico, si puede servir como analogía para expresar que el vino es un producto agroalimentario que, como otros, va a ir cambiando a lo largo del tiempo. Se dice, y con razón, que después de nacer, el vino crece, se desarrolla, alcanza su plenitud, no se multiplica (lamentablemente para los elaboradores y consumidores) y termina envejeciendo y muriendo.

Hay algunos escritores que estiman que se podría representar el ciclo de vida del vino por un gráfico en dos ejes de coordenadas: en la abscisa se representaría el tiempo y en la ordenada la plenitud organoléptica del vino. El vino, siguiendo con esta representación, pasaría por tres etapas: maduración en sentido estricto, apogeo o plenitud y por último declive con una merma de calidad de sus características organolépticas. En algunos casos el tiempo de plenitud sería muy efímero que el gráfico caería con rapidez hacia valores de ordenada próximos a cero; en cambio, en otros vinos el gráfico sería mucho más prolongado en el período de plenitud para al final declinar muy lentamente.

Vinos jóvenes y vinos viejos 

Como el vino se consigue de frutas: uvas, se podría hacer un paralelismo entre los vinos y las frutas. Algunos vinos jóvenes se podrían asociar a las peras maduras que deberán consumirse de forma inmediata porque van a ir perdiendo cualidades con rapidez; en cambio, otros vinos como los de guarda se parecerían más a las manzanas cortadas antes de su sazón; éstas madurarán (quizás no bien del todo), tendrán un tiempo de plenitud y terminarán deteriorándose. Afortunadamente el ritmo de deterioro de los vinos es siempre bastante más lento que en las aludidas frutas.

Los grandes vinos, salvo excepciones, alcanzan lentamente la plenitud y como los grandes imperios tardan mucho en caer.

Pero esta evolución del vino ya se conocía desde antaño, porque antiguamente en algunos lugares se tomaban dos tipos de vinos: después de elaborado tal cual, lo que podríamos asociar a los vinos jóvenes, y el segundo tipo, cuando ya había transcurrido tiempo un vino al que se añadía aguardiente para evitar que se convirtiera en vinagre: es decir, un antecedente de lo que serían hoy los vinos de licor. Todavía quedaban muy lejos las investigaciones de Louis Pasteur sobre las levaduras y el efecto del oxígeno y las bacterias sobre el vino.

Aunque se está hablando de evolución, no podemos asimilar este término a efectos negativos sobre el vino, aunque la literatura del sector frecuentemente dice que el vino 'está evolucionado' cuando quiere expresar que ya ha pasado su mejor momento de consumo.

Una evolución controlada: vino de guarda 

Los vinos de guarda (galicismo) se someten a un proceso de envejecimiento para que evolucionen y mejoren sus atributos con el paso del tiempo y por eso se asocia la palabra crianza al envejecimiento controlado, crianza en la acepción de instruir, educar, dirigir: el vino crece, se educa y se dirige en su evolución para que sea más placentero y longevo. No se debe olvidar que en este proceso el vino no solamente se afina sino que prolonga, a veces de forma considerable, su ciclo de vida y por ello adquiere un superior valor comercial. En términos económicos los vinos de guarda se podrían considerar como una inversión que realiza el enólogo.

Precisamente con este envejecimiento se pretende que el vino cambie hacia nuevos (y mejores) equilibrios organolépticos en los que los primitivos componentes evolucionarán favorablemente proporcionando una mayor diversidad de compuestos. Este fenómeno, también se da como es natural en los blancos y en otras vinificaciones especiales, aunque es en los tintos y en los vinos rancios de licor donde más se busca el envejecimiento.

Espero divulgar de una manera entendible estos fenómenos asociados al envejecimiento, en este caso de los vinos tintos para no dispersar la atención.

El oxígeno y la madera 

En principio y, simplificando mucho el desarrollo, con la imprescindible ayuda del oxígeno (durante la permanencia en envases de madera) se producirán esterificaciones de los ácidos presentes y combinaciones de los alcoholes con otros componentes (algunos nuevos) lo que producirá un notable enriquecimiento de los compuestos aromáticos.

Posteriormente, después de la permanencia en la madera, se deberá someter al vino a una fase de reducción en botella para que se produzca el ajuste de componentes y, en definitiva, se pueda conseguir el equilibrio organoléptico buscado. En la velocidad de la evolución tiene un especial protagonismo el pH (acidez) del vino, y además el tamaño, tipo y edad del envase de madera (generalmente de roble) y también, por supuesto, las condiciones ambientales donde el vino se envejece.

En cuanto a la acción directa de la madera, es sabido que la aportación de sus taninos en sintonía con los polifenoles de la fruta hará que en conjunto sufran lentos procesos evolutivos en un medio 'levemente oxigenado'. En presencia del etanal (compuesto producido por la oxidación del alcohol etílico o etanol), los taninos aumentan su polimerización y se producirá una mayor estabilización con indudable mejora en sus características texturales, apreciable por una mayor suavidad cuando se bebe el vino.

Tampoco se debe olvidar la combinación de los taninos y antocianos, fenómeno complejo, que, en síntesis, producirá también una mayor estabilización de los 'compuestos colorantes' al pasar de forma libre a combinada y, determina un cambio del color, con un descenso de la intensidad y una mayor estabilidad cromática y superior brillantez.

Factores que influyen en la evolución 

En esta evolución intervienen numerosos factores, aunque se podría decir que la edad útil de un vino, entendiendo como tal su longevidad hasta que pierde cualidades, va a depender, obviamente, de su composición química, de los componentes de los que está formado.

Sin embargo esta causa, llamemos endógena, puede ser alterada por factores exógenos, que son los que conforman las condiciones ambientales en las que se conserva la botella, y que actúan como catalizadores de su proceso evolutivo.

Expresándolo de forma más explícita, la conservación (buena o mala) del vino que es tanto como decir el ambiente en el que permanece la botella puede acelerar o retrasar las transformaciones, o, dicho de otro modo, marcar las pautas de los fenómenos evolutivos físico-químicos que en sentido estricto son los van a determinar el ciclo vital de los vinos.

Como el calor (más de 18ºC) y los contrastes térmicos aceleran el proceso de envejecimiento del vino conviene conservar las botellas a una temperatura entre 12ºC y 16ºC, y, en la medida de lo posible casi constante, si puede ser en cuevas naturales (típicas en algunos medios rurales) o armarios climatizadas o estancias climatizadas. Y como una temperatura excesivamente baja podría retrasar la maduración se debe llegar a una solución de compromiso entre ralentizar el declive de aquellos vinos más maduros y favorecer el afinamiento de los vinos más 'verdes'. Hay restaurantes con vinos conservados a diferentes temperaturas según el momento en que se encuentre de su ciclo de vida.

La humedad relativa ambiental debe ser la suficiente para evitar las contracciones de los corchos, y para el aficionado enófilo siempre es preferible que sea un poco más elevada porque el posible deterioro de la etiqueta no es un problema tan grave como para el sumiller que la debe presentar al cliente.

También hay que considerar como factor favorable la oscuridad porque la luz acelera los procesos oxidativos, y aunque los elaboradores tratan de proteger sus elaboraciones de guarda con botellas oscuras conviene tener siempre almacenados los vinos en zonas umbrías o con luces cenitales.

Sin embargo, en algunas vinificaciones especiales, como ocurre en Banyuls, en Maury y otras zonas, se practica la exposición del vino a la intemperie en damajuanas de vidrio para, precisamente, catalizar (acelerar en este caso) los procesos oxidativos y así favorecer un prematuro rancio noble.

Como los vinos provienen, o deberían provenir, de las uvas, las características de éstas van a ser muy variables según su carga genética y su adaptación al medio físico donde se cultivan.

Esta adaptación no se debe entender solamente desde aspectos climáticos sino desde una perspectiva holística, considerando todos los factores que influyen en el medio y que configurarán en sentido amplio un ecosistema en el que todos los elementos se encuentran relacionados entre sí.

De este modo en función de sus características (polifenoles, acidez, etc.) hay variedades que suelen proporcionar vinos de larga vida; baste señalar entre las tintas: Cabernet Sauvignon, Syrah, Nebbiolo, Tempranillo, Touriga nacional, y otras; y entre las blancas: Riesling, Chenin blanc, Chardonnay y otras.

No obstante, un vino procedente de uvas Cabernet Sauvignon implantadas en un terruño inadecuado, aunque se elabore como vino de guarda puede tener una duración bastante más efímera de la esperada.

La meteorología también es un factor que determina la longevidad de los vinos porque no todas las cosechas son iguales dentro de un mismo microclima. Cualquier persona con una mínima experiencia de cata sabe que excelentes cosechas antiguas pueden tener 'más juventud' que otras bastante más recientes pero de inferior calidad.

Y en este contexto de la materia prima, es fundamental la acción del hombre estableciendo los mejores criterios sobre la variedad (o variedades) a utilizar, el marco de plantación, la orientación del viñedo, el sistema de conducción, y otras prácticas culturales en el campo con las que se intentará obtener la máxima calidad de la materia prima en ese terruño concreto.

Una vez determinada la fecha de la vendimia (absolutamente fundamental), hay que añadir todas las siguientes prácticas enológicas que terminarán por conseguir los diferentes tipos de vinos: espumosos o tranquilos; jóvenes o de guarda, fermentados en acero inoxidable o en envases de madera, de licor y un largo etcétera que no se comenta porque alargaría excesivamente el texto.

Los pilares de la vejez 

La acidez tiene un importante valor enológico y es uno de los principales pilares donde se asientan los vinos más longevos.

El alcohol podría significarse como segundo pilar en importancia, baste recordar los numerosos vinos de licor que aguantan hasta más de cinco décadas. Cuando se juntan los dos factores, como en algunos vinos naturalmente dulces también tenemos vinos que aguantan muchos años.

Los taninos y polifenoles por sus propiedades antioxidantes también favorecen la conservación de los vinos aunque en ocasiones para aumentar el contenido en taninos, vendimia sobremadurada, se disminuye peligrosamente la acidez acortando la vida del vino.

Vinos maduros e inmaduros 

Otra cuestión que merece resaltarse es el momento del ciclo en que podremos disfrutar del vino; podemos tener vinos que se podrán beber poco después de haber sido elaborados y en cambio, otros deberán guardarse en perfectas condiciones ambientales durante un tiempo para que maduren (ajuste de componentes) y ofrezcan mejores prestaciones organolépticas.

Esta madurez alterara las características de los vinos, dicho de otra forma si se prueba un vino embotellado sin terminar puede incluso ser bastante desagradable porque 'todavía no está hecho'.

En este sentido es muy bonita la palabra que se emplea en el ámbito lácteo para la maduración de algunos quesos: afinamiento; eso es en definitiva lo que supone también para el vino; con el tiempo, éste se afina, pierde rusticidad.

El consumidor enterado siempre aguardará un tiempo prudencial para disfrutar al máximo del vino pero en la restauración el asunto es más complicado. En efecto, es frecuente que clientes, presuntamente conocedores, pidan (y consuman) vinos sin hacer (ejemplo: Vintages Porto de 1994, Sauternes de 2005 y otros vinos que todavía precisan bastante tiempo de afinamiento, y que, sobre todo en el caso del Porto, ni tan siquiera resultan placenteros si se consumen antes de tiempo. Estos clientes, auténticos 'enoinfanticidas', lo que realmente desean no es tomarse el vino que contiene la botella, eso es lo de menos, sino los 99 o 98 puntos que le ha otorgado el prescriptor de habla inglesa de turno, para, posiblemente, epatar al resto de comensales con su elevada erudición enológica y dispendio, si paga el almuerzo (la empresa).

Este disparate se hace a veces con la complicidad del Sumiller del establecimiento, que por otra parte se encuentra en una situación muy delicada porque puede que no quiera contrariar al cliente o bien ni se lo plantea: 'al cliente hay que darle lo que pida, y no voy a dejar de vender una botella cara'. No obstante, el sumiller perspicaz sabe, o intuye cuando el cliente quiere presumir o por el contrario va a disfrutar al máximo del establecimiento, por lo que siempre actuará en consecuencia.

El control del ciclo de vida 

Si no se dispone de un lugar adecuado para la conservación es preferible adquirir los vinos a medida que se consumen y en aquellos que no vamos a tener una ganancia en botella, aunque tengan un ciclo de vida largo, no tiene sentido hacer grandes compras. No obstante, esta lógica basada en la prudencia del consumidor se puede alterar en aquellos casos de alguna cosecha excepcional, o bien, porque haya una escasa oferta de cierto vino que interesa adquirir.

Y si se tiene la suerte de contar con un espacio suficiente bien acondicionado tampoco se debe bajar la guardia porque hay que estar atentos a la respuesta del vino en su proceso de maduración. Si hemos comprado bastantes botellas de una buena añada de un vino que nos gusta debemos siempre hacer un seguimiento de su evolución, y la única manera conocida, al menos para mí, es consumir botellas en diferentes momentos para observar si su evolución es la esperada y no tener sorpresas desagradables.

Y en el caso del establecimiento de hostelería donde se compran muchos vinos esta es una de las principales responsabilidades del sumiller o del director de alimentación y bebidas: conocer sus ciclos de vida. Saber cuánto dura cada vino hasta que empieza a perder calidad, desde la perspectiva de las compras y rotar convenientemente la bodega desde la perspectiva de las ventas.

Pero, por desgracia, en el vino no se pone la fecha de consumo preferente, yo me conformaría con que se expresara la fecha de embotellado (dato que debería ser obligatorio por imperativo legal) y, por ello, conviene tener una noción aproximada de la 'vigencia organoléptica' de cada vino para evitar esas aludidas y desagradables sorpresas.
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La silla sin silla de los indios Ayoreo




El pasado abril se pudo ver en el en el Salone Internazionale del Mobile en Milán una creación de la casa de muebles Vitra que iba firmada por el arquitecto chilenoAlejandro Aravena.
“Chairless” (sin silla) no es más que una simple correa diseñada para ser envuelta alrededor de la espalda y las rodillas del usuario para aliviar la tensión mientras se está sentado en el suelo. Se trata de una herramienta sencilla para sentarse formada únicamente por una correa tejida de 85 cm de largo y 5 cm de ancho, que se puede llevar alrededor de la espalda y las rodillas a fin de estabilizar el cuerpo.
Chairless es móvil, pesa menos de 85 gramos y la correa se puede plegar en un tamaño compacto que permite que quepa fácilmente en un bolsillo. El concepto no pretende reemplazar a la silla; pero sí convertirse en una alternativa a ella al aire libre, sobre todo en situaciones en las que una silla no está disponible: en el parque, la playa, en un concierto, en las aulas y en los seminarios masificados, en los trenes abarrotados, en los aeropuertos colapsados…


Chairless quita presión a la espalda y a los músculos del muslo, aunque también a los brazos y manos que normalmente se necesitan de apoyo o para agarrar las piernas cuando está sentado en el suelo, permitiendo leer, escribir, comer, beber, hacer llamadas telefónicas y casi cualquier cosa.
La idea se basa en una correa similar usada por los indígenas Ayoreo, una tribu de nómadas que viven en la región del Gran Chaco (región fronteriza entre Paraguay y Bolivia) y que han empleado las correas como ayuda para sentarse durante tiempos inmemoriales. Esta versión moderna está diseñada para personas que tienen entre 1,60 y 1,95 metros de altura, está fabricada de poliamida resistente al desgaste y viene en cuatro colores.
Para premiar el origen de la idea, una parte de las ganancias de Chairless irá a una fundación para las comunidades indígenas en el Paraguay, que apoya directamente a los ayoreos y su forma de vida…y de sentarse.
Probabilidades de comercialización: 100%, simple, práctica y con la garantía de una tribu que lleva cientos de años sentándose en el suelo.

Vía El libro de Joe
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