VAMPIROS EN LAS MIL Y UNA NOCHES
Ya en el mundo islámico encontramos a los ghuls, protagonistas de varios relatos de Las Mil y Una Noches. En uno de estos entretenidos y exóticos cuentos, un príncipe encuentra a una mujer, una ghul dispuesta a llevárselo a sus hijos para que le devoren. Pero el espectro desaparece al invocar a Alá.
Más curioso aún es el pa-lis, "devorador de pies", que sorbe la sangre de aquellos que se duermen en el desierto lamiéndoles los pies. Dos camelleros de Ispahán, según cuenta una leyenda, escaparon a la acción de un pa-lis echándose a dormir y colocando el uno las plantas de sus pies en las del otro. Al cubrirse con sus ropas sólo quedaban fuera sus cabezas. El espectro no pudo hacer nada y se alejó diciendo: "He viajado por mil y treinta y tres valles hasta esta extraña noche, pero jamás vi hombres con dos cabezas y sin pies."
El ghul o Gélô es una versión tardía de su homónimo sumerio. A él se refiere S. Juan Damasceno cuando menciona una creencia de los musulmanes según la cual los "... géludos son mujeres que viajan por los aires, y que con desprecio de los cerrojos y de las cerraduras penetran en las casas a través de las puertas cerradas, y dan muerte a los niños. Otros dicen... que comen el hígado de los niños a que dan muerte y que se beben la sangre de las inocentes víctimas..."
Las mujeres temen especialmente a un genio rubio llamado Al. Ataca a las parturientas durante el sueño con la intención de devorar su hígado. Como prevención se colocan armas blancas bajo la almohada, pero si el genio es cogido "in fraganti" debe despertarse a la víctima al grito de "¡Ya, Maryam!".
EL MUNDO GRECOLATINO: TERROR CLÁSICO
Las almas de los difuntos viven en el Hades una existencia difusa y anodina, y sólo se consuelan cuando pueden gustar de la sangre vertida en sacrificios por los vivos. En la cultura grecolatina hallamos a ciertas lamias, y a las empusas, seres inmundos con ancas de asno que tomaban la forma de mujeres hermosas con objeto de seducir a los hombres. Una vez que yacían con un humano, esperaban a que se durmiese para chupar su sangre y su vitalidad hasta provocarle la muerte.
Por su parte, los romanos creían en las Striges, especie de espectros semihumanos con forma de aves nocturnas, asociadas más tarde a las lechuzas. Estos pajarracos de plumaje blanco se dedicaban a atacar a los niños, desgarrándolos con el objeto de beber su sangre.
Probablemente estén emparentados con estos personajes la xuxona gallega, bruja que chupa la sangre de los niños causándoles anemia; y la guaxa asturiana, que en forma de vieja espantosa con ojos de fuego hace lo mismo con el único diente que posee.
CELTAS Y NÓRDICOS: BELICOSOS HASTA MUERTOS
El danés Saxo Grammaticus nos narra en su Gesta Danorum la historia de dos compañeros de armas, Assmeith y Asmund, cada uno de los cuales juró seguir al otro a la tumba. Assmeith murió en combate, y Asmund cumplió su juramento. Fue construido un túmulo en cuyo interior dejaron el cuerpo de Assmeith, junto al cual se sentó Asmund, resuelto, sin decir palabra. Dejaron allí las armas, las posesiones y los caballos de ambos. Luego cerraron la tumba.
Un siglo después llegó un caballero sueco con su tropa. Los lugareños le contaron la historia. Los suecos se dirigieron al lugar y abrieron la tumba, en cuyo interior se oía el entrechocar de espadas y el estrépito de una feroz reyerta. Uno de los guerreros descendió a la cripta mediante una soga. Sin embargo, el que subió fue Asmund, quien, como era costumbre entre los antiguos guerreros nórdicos, contó en improvisados versos lo sucedido, antes de desplomarse ante su atónita audiencia: Una vez cerrada la tumba, Assmeith, o mejor dicho, el cuerpo del noble movido por un demonio, se levantó, descuartizó y devoró a los caballos, revolviéndose después contra Asmund con la misma intención. Éste, sin inmutarse, tomó su espada, y ambos se enzarzaron en un combate que duró un siglo. Al fin Asmund consiguió acabar con el difunto rebelde "
hundiéndole una estaca en el cuerpo" (téngase en cuenta que Saxo escribió su
Historia de los Daneses a finales del siglo XII, ¡cinco siglos antes de las epidemias de vampirismo que sacudieron Europa!). Los suecos sacaron el cuerpo del empalado, lo quemaron y esparcieron sus cenizas, enterrando a Asmund con todos los honores.
LA EUROPA ORIENTAL Y ESLAVA: VAMPIROS DE TODA LA VIDA
Además de las "brujas" que se convierten en pájaros para beber la sangre de los vivos, la figura del vampiro se encuentra documentada ya en el siglo VI. Los vampiros rusos eran llamados camnúp e ynóp, y ya aparecen textos que se refieren a ellos en los siglos XI y XII. Un método para librarse de su potencial amenaza es el ya clásico de comer pan amasado con sangre de una de estas criaturas.
Denominación eslava muy antigua del vampiro, pero ya con todas sus características incorporadas, es la de naw, sustituida más tarde por la de vopyr o upyr. En el siglo X, Gregorio Naciancieno reprueba a los que sacrifican y adoran a los upiori. Mientras, en Grecia, el vampiro es denominado brykolaka, brukolâk o vurdalak.
El upyr eslavo se alimenta de la sangre del ganado y de las personas vivas, y deposita el fluido vital en el cadáver, el cual, cuando es exhumado, aparece sonrosado, engordado y en buen estado de conservación, aun cuando la defunción haya tenido lugar hace años. Con frecuencia la mortaja parece haber sido roída. El cuerpo, que exhala un olor característico y nauseabundo, está repleto de sangre fresca que mana de su boca, nariz y oídos, y a veces incluso el ataúd aparece lleno de sangre. A menudo los ojos -inyectados en sangre- y la boca permanecen abiertos. Los labios, retraídos, muestran coloración encarnada, y los dientes son blancos, agudos y prominentes. Pelo y uñas han seguido creciendo después del fallecimiento. Los miembros se muestran flexibles, y en el caso de los varones se puede observar un estado de erección.
"USOS Y COSTUMBRES" VAMPÍRICAS
Su fuerza y velocidad son sobrehumanas. Parecen dominar los agentes atmosféricos y controlar a los muertos. Pueden hacerse invisibles, cambiar su tamaño, colarse por la cerradura -aunque algunos piensan que no pueden entrar en ningún sitio al que no hayan sido invitados-, convertirse en humo o en diminutas partículas visibles cuando la luz lunar incide sobre ellos, aparecer en forma de perro, lobo, zorro, gato, mochuelo, rata, murciélago, o de ser humano, pudiendo entonces vérseles paseando o hablando, etc. Ejercen un extraño poder hipnótico y fascinador sobre todas estas criaturas. Atacan también durante el día, aunque prefieren mostrarse activos durante la noche, en la cual ven a la perfección. Por otra parte, la luz del Sol merma sus poderes; aunque no los aniquila, hace más fácil el darles caza.
A menudo intentan estrangular y magullar a sus víctimas, maltratándolas cruelmente, hasta dejarlas extenuadas y doloridas. Su comportamiento violento y salvaje les lleva a pelearse con sus congéneres, e incluso a comerse a la gente viva. Prefieren manifestarse a aquellos que en vida fueron sus allegados y familiares.
A menudo pueden observarse marcas en el cuello, vientre o pecho de sus víctimas. En la mayoría de los casos, los vampiros son hombres que gustan del contacto carnal con las mujeres. Se ven atraídos por las jóvenes y "visitan" esporádicamente a sus viudas.
Un fenómeno poco conocido, asociado al vampirismo, es la actividad de poltergeist que se produce en las estancias ocupadas en vida por el vampiro. Por ejemplo, suelen producirse fenómenos de telequinesis, y en muchas historias sobre vampiros de la Europa oriental se afirma que los objetos y ropas del mismo se mueven solos, desplazándose en el aire.
SUGERENCIAS PARA "MOLESTAR" A LOS VAMPIROS
Una característica bien conocida del vampiro es la aversión que tiene a mirarse en los espejos, pues carece de imagen y de sombra, por lo que en algunas localidades tapan los espejos cuando alguien muere para que no pueda verse en éstos y convertirse en vampiro.
Les incomoda también el ajo y la cruz, aunque esta última, como el agua bendita y las hostias consagradas, no sean un remedio tan eficaz como nos muestra el cine. Menos conocido es el rechazo que sienten frente a las rosas silvestres -en algunas partes se cree que una rama puesta sobre su tumba impide su salida-, el incienso y las resinas en general.
Poco conocido es asimismo que el vampiro no puede cruzar el agua, razón por la cual los moribundos sospechosos de convertirse en vampiros eran enterrados en islas, echados en lagos o ríos, o se vertía agua sobre su ataúd. En algunos sitios se cree que el vampiro vaga eternamente hasta que perros o lobos, enemigos naturales de éste, lo destrozan, mientras que otros piensan que el vampiro no dura más de cuarenta días.
Entre los remedios para librarse de estos molestos seres y "darles paz", encontramos los ya conocidos procedimientos de cortarles la cabeza, abrirles el corazón y comer pan con algunas gotas de su sangre; clavarles en el corazón una estaca afilada supone otra alternativa, lo cual les hace gritar de una forma horrible; también se puede recurrir a quemar sus cuerpos, o a todo a la vez: cortarles la cabeza, clavarles una estaca y reducir su cuerpo a cenizas y esparcirlas después, generalmente en un río. Otros métodos de defensa son los objetos punzantes o cortantes, pero sobre todo los de madera de espino o de abedul.
¿QUIÉN PUEDE CONVERTIRSE EN VAMPIRO?
El vampiro suele haber sido un individuo de baja naturaleza y perversos instintos, los mismos que le mueven cuando entre en el estado de "no muerto". Entre los candidatos a convertirse en vampiros, las diferentes tradiciones afirman que están los excomulgados, los perjuros, los suicidas, aquellos a los que sus padres maldijeron en vida, los abortos de padres ilegítimos y los hijos de las brujas que han tenido relaciones con el Diablo, los que mueren fumando o bebiendo durante la Cuaresma, los que han sido enterrados sin recibir los Santos Sacramentos, y también los que fallecen por envenenamiento, embriaguez o enfermedades epidémicas como la peste o la rabia; y los niños que nacen con dientes.
Una vez que se produce la defunción, que suele tener lugar a los pocos días del ataque, la víctima de un upyr se convierte a su vez en vampiro, aunque puede transmitir el mal en vida a los que le rodean. Sin embargo, éste no es el único medio de contagio: comer animales atacados por un upyr, o mancharse con su sangre cuando se les empala, puede resultar funesto.
No faltan tampoco aquellos que desean convertirse en upiros para perpetuarse después de la muerte física, para escapar a la "segunda muerte", adeptos al culto de la Magia Roja, que prefieren vivir eternamente en una tiniebla infinita, absorbiendo la energía de los vivos, antes que ver cómo desaparecen los rasgos psíquicos que tenían en vida.
EPIDEMIAS DE VAMPIRISMO EN PLENO "SIGLO DE LAS LUCES"
A partir del siglo XVII, la "actividad vampírica" era tal en la Europa del Este que las noticias sobre los upyerz se propagaron rápidamente por todo Occidente, creando un estado de verdadera preocupación. A comienzos del siglo XVIII comienzan a llegar muchos relatos inquietantes procedentes de los Balcanes, y especialmente de Serbia.
No faltan documentos oficiales sobre juicios, procesos orales y ejecuciones de vampiros, atestiguados por oficiales y cirujanos del ejército austriaco, sacerdotes, magistrados y personas principalmente de las regiones afectadas. Todos estos hechos, y sobre todo los acaecidos en Medvedja (Serbia), a partir de los cuales se introduce el término "vampiro" (y donde a causa de un rebrote de vampirismo murieron 17 personas en tres meses), serían el origen de una animada controversia entre médicos e intelectuales de la Europa occidental, incluidos Voltaire y Rousseau. Las posturas religiosas estaban encontradas. Mientras que la Iglesia Ortodoxa Griega creía en el fenómeno y lo consideraba una manifestación demoníaca, para la Iglesia Católica de Roma no era sino una superstición.