Su dueño murió, pero una perra se niega a abandonar el cementerio en el que fue enterrado, situado en Nerja (Málaga).
Desde el día del entierro de su dueño, un ciudadano irlandés residente en el municipio, el animal duerme en un nicho y son los vecinos de Nerja los que le dan de comer de forma regular.
Los vecinos aseguran que es un animal muy dócil, que no molesta a nadie y que lo único que hace es velar los restos de su dueño.
Muchos vecinos han intentado llevársela a casa, pero el animal se resiste a abandonar a su dueño.
Otros casos sorprendentes
Pero éste no es el primer caso sorprendente en el que un animal demuestra hasta ese punto su amor y fidelidad por su dueño.
Un perro llamado Boby evitó en 2007 que su dueño, de 60 años y vecino de Veiga (Ourense),falleciera cuando un toro le atacópropiciándole varias cornadas hasta dejarlo inconsciente. Al parecer, Boby arrinconó al toro tras hacerle retroceder mordiéndole en las patas y, además, impidió que el toro se acercara de nuevo a su dueño.
En otro suceso extraordinario, un pastor alemán llamado Xurco salvó a su ama, una joven de 27 años, de un supuesto intento de violación cuando ambos paseaban por un parque en El Campillo, Huelva, en 2008. Mientras paseaban, un individuo asaltó a la joven, le tapó la boca y le puso un cuchillo en el cuello.
El animal se puso a ladrar alrededor del agresor hasta que éste le clavó el cuchillo, aunque esto facilitó que la joven pudiera escapar yXurco, a pesar de que recibió una corte de 15 cm, sobrevivió.
Un perro llamado Boby ha evitado que su dueño, de 60 años y vecino de Veiga, falleciera el pasado 1 de noviembre cuando un toro de su propiedad le atacó propiciándole varias cornadas hasta dejarlo inconsciente.
Al parecer, Boby, un mestizo de ocho años, arrinconó al toro tras hacerle retroceder varios metros con mordiscos en las patas y, además, impidió que el animal bravo se acercara de nuevo al cuerpo del herido, según informa La Región.
Ahora, el hombre, José Fernández Álvarez, se recupera de las heridas en el Complexo Hospitalario de Ourense y Boby, por su parte, es el protagonista del pueblo de Veiga, en Montederramo, y el centro de toda clase de mimos.
Al parecer, José había llevado a las vacas a pastar a un prado cercado y llevó también al toro porque las reses estaban en celo. Cuando regresó horas más tarde el animal embistió contra él. "No le abrió muchas heridas porque el toro no tenía los cuernos afilados, pero le propinó muchos golpes, ocasionándole múltiples fracturas y hematomas internos", ha precisado su mujer.
La tardanza en regresar con el ganado causó extrañeza a su esposa, que lo fue a buscar: "Al llegar al prado lo encontré tirado en el suelo y el perro protegiéndolo. Llevaba un teléfono y avisé a los efectivos de emergencia".
También salvó al hijo
Una ambulancia trasladó al herido al hospital, donde estuvo varios días en la Unidad de Cuidados Intensivos. La embestida del toro movilizó a todo el vecindario, que se hizo cargo de las vacas, mientras que el toro permaneció aislado en el prado.
Al día siguiente del suceso, el hijo del herido, Jesús Fernández, logró capturar el animal con una cuerda y amarrarlo a un poste, pero al desatarlo para conducirlo al establo, volvió a atacar. "Le dio varias cornadas y también continúa de baja médica", relata su madre.
El perro estaba con él y volvió a repetir su hazaña, sacándole el toro de encima. "No nos deshacemos de Boby por mucho dinero que nos den. Es como uno más de la familia", recuerda entre sollozos la mujer. "Si no fuera por él tendría una desgracia en casa", añade.