Que el perro es el mejor amigo del hombre no existe duda alguna. Lo que no tengo tan claro es que el hombre sea un buen amigo para el perro. Fue el primer animal que domesticamos y desde entonces no hemos dejado de aprovecharnos de su amistad. Los hemos usado como guardianes, como animales de tiro, como lazarillos, como rastreadores y mil cosas más. Por usarlos, hasta los hemos usado como motores para mover maquinaria.
Se hizo sobre todo en países anglo-sajones y fue práctica habitual al menos desde el siglo XVI. Se usaban en las grandes cocinas de las mansiones.
Allí, cerca de la lumbre, había una rueda parecida a la de las jaulas de los hamsters donde corría incansable un pequeño perro. Su movimiento se transmitía al asador haciendo girar las carnes que se estuvieran asando.
La raza preferida para esta tarea era la llamada Turnspit, nombre muy apropiado si tenemos en cuenta que turn es girar y spit es asador. Al parecer, eran una raza pequeña y muy resistente y digo al parecer porque la raza está extinta desde el siglo XIX y el único ejemplar conocido es el disecado que se puede ver en la foto. Se llamaba Whiskey.
¿Motivos de la extinción de los Turnspit? Pues que con la llegada de los motores eléctricos dejaron de ser útiles. Otra muestra más de “amistad” humana.
Pero no es el único caso de perros usados como motores. También era frecuente encontrar en granjas aparatos como el de la fotografía de la cabecera y las ilustraciones inferiores y que servían para batir mantequilla, centrifugar leche, desgranar maíz, como molinos…
(NOTA: Si no se disponía de perros suficientemente grandes para moverlo, también se usaban ovejas o carneros.)
También en Francia se usaron perros para estos menesteres. Concretamente en una fábrica textil que hacía uniformes para el ejército. Los perros accionaban las máquinas de coser como las que se pueden ver en las ilustraciones.
El uso de los perros motores se extendió hasta bien entrado el siglo XIX.
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Treadmills, Slat Mills and Turnspits