A rey muerto, rey puesto
Volvemos a intentar desentrañar el origen, más o menos curioso, de esos dichos y frases hechas que enriquecen, adornan y divierten nuestro lenguaje. La frase de esta entrada es: “a rey muerto, rey puesto”. Se suele utilizar para indicar que nadie es indispensable y que cuando un puesto, sea del tipo que sea, queda vacante, lo mejor es ocuparlo con otro nuevo personaje y olvidarse del anterior propietario.
Como ocurre en otras ocasiones, el origen del dicho no está del todo claro, y he podido leer en diferentes fuentes, diferentes explicaciones. De todos modos, estas se mezclan para la frase de nuestra entrada y para la frase “el rey ha muerto, viva el rey”. El significado de ambas viene a ser el mismo. En este segundo caso, como automáticamente al morir un rey se declara un nuevo rey, la frase casi se explica sola.
Pero vayamos a la explicación que expone Luis Carandell en su libro sobre anécdotas políticas. Dice que en la guerra de Sucesión española, cuando Felipe V estaba sitiando la ciudad de Barcelona, en poder de su oponente el archiduque Carlos de Austria, se animó el borbón y se decidió a luchar con sus soldados. Estos, viendo los riesgos que corría el monarca, le comentaron que no debía hacerlo, ya que “rey no hay más que uno”. A esta sensata sentencia contestó Felipe V con la frase que nos ocupa: “Otro habrá. A rey muerto, rey puesto”.
La explicación es bonita y deja al monarca en la cubre de la valentía, por lo que habrá de ser tomada aún con más reticencias, si cabe. Pero de todos modos, bueno es conocerla.
Como ocurre en otras ocasiones, el origen del dicho no está del todo claro, y he podido leer en diferentes fuentes, diferentes explicaciones. De todos modos, estas se mezclan para la frase de nuestra entrada y para la frase “el rey ha muerto, viva el rey”. El significado de ambas viene a ser el mismo. En este segundo caso, como automáticamente al morir un rey se declara un nuevo rey, la frase casi se explica sola.
Pero vayamos a la explicación que expone Luis Carandell en su libro sobre anécdotas políticas. Dice que en la guerra de Sucesión española, cuando Felipe V estaba sitiando la ciudad de Barcelona, en poder de su oponente el archiduque Carlos de Austria, se animó el borbón y se decidió a luchar con sus soldados. Estos, viendo los riesgos que corría el monarca, le comentaron que no debía hacerlo, ya que “rey no hay más que uno”. A esta sensata sentencia contestó Felipe V con la frase que nos ocupa: “Otro habrá. A rey muerto, rey puesto”.
La explicación es bonita y deja al monarca en la cubre de la valentía, por lo que habrá de ser tomada aún con más reticencias, si cabe. Pero de todos modos, bueno es conocerla.