Ratas para desactivar minas
Fabricar una mina es muy barato, apenas cuesta 1 dólar, mientras que limpiarla exige 1.000 dólares. En África, uno de los continentes más poblados de minas antipersona, muy pocos países se pueden permitir los costes que supone localizarlas y extirparlas según los métodos tradicionales (detector de metales, perros adiestrados…) pero en los últimos años ha aparecido un nuevo sistema que parece ser efectivo y barato: ratas gigantes. Pero no cualquier tipo de rata, se trata de la Cricetomys gambianus, un tipo característico del África Subsahariana, de gran tamaño, que puede llegar a los 80 cm (cola incluida), con un gran olfato y que se usan también como mascotas.
Bart Weetjens es un ingeniero belga que lleva casi todo su vida conviviendo con roedores. Bart estableció una relación especial con ellos desde que a los 9 años le regalaron un hamster por su cumpleaños. En los 90, mientras el mundo debatía cómo y cuando acabar con el uso de minas antipersona, Bart trabajaba diseñando autobuses, coches, etc, pero no era feliz, creía que no estaba aportando nada relevante para cambiar el mundo, así que finalmente decidió dejar su empleo e investigar cómo podía mejorar el proceso de limpieza de minas. Viajó a Angola y a Mozambique, donde participó en sesiones de entrenamiento con perros, pero muchos de ellos, después de varios meses, morían enfermos. La inspiración final llegó cuando descubrió diversos artículos sobre científicos estadounidenses que en los 70 habían trabajado con ratones para la localización de explosivos en aeropuertos.
En 1997 empieza la aventura de Bart, en un laboratorio en Bélgica. Al año siguiente crea Apopo, la ONG bajo cuyas siglas trabaja y que luego ha sido rebautizada, por pura profilaxis marketiniana como Herorat (rata heroína). En el año 2000, Bart se sumerge en el trabajo sobre el terreno en Tanzania, en colaboración con la Sokoine University of Agriculture, y , finalmente, en 2003 en Mozambique realizan la primera prueba en un campo real de minas con buenos resultados. A día de hoy, las ratas gigantes de Bart han limpiado ya más de un millón de metros cuadrados, sobre todo en Mozambique. Espectacular. Supongo que en este punto te estarás haciendo algunas preguntas ¿Qué cualidades especiales tienen estas ratas? y, sobre todo, ¿No explotan al localizar la mina? ¿Están siendo utilizadas como Kamikazes?
Desde Apopo afirman que se trata de animales inteligentes, cariñosos, muy fáciles de amaestrar y de realizar tareas repetitivas siempre que lleven asociadas una recompensa en forma de comida. Tienen una vida “productiva” de 8 años y son mucho más baratas de mantener y transportar que un perro. Son capaces de inspeccionar 100 metros cuadrados en apenas 20 minutos, mientras que una persona tendría que dedicar casi 2 días para el mismo trabajo. Su poco peso, de 1 a 3 kilos, convierte en muy improbable que una mina explote aunque la rata la arañe o roce. En este punto, además, la organización afirma rotundamente que no las utilizan como kamikaces, sino que se las trata con mucho cariño para mejorar su estado físico y psicológico. En la web Apopo profundiza en el tipo de entrenamiento que reciben, dietas, aspectos culturales, etc.
Un último punto a favor de las Cricetomys gambianus de Apopo: son capaces de detectar, vía olfato también, y en un tiempo asombroso, la tuberculosis, una enfermedad que en el África Subsahariana tiene una gran prevalencia y, sobre todo, un alto índice de no detección, se calcula que el 50% de los casos no están diagnosticados. Y uno lo que acaba pensando es, ¿de cuajar el trabajo de estas ratas gigantes? ¿No deberían optar al Premio Nobel de la Paz? Te imaginas a una Cricetomys gambianus en el Ayuntamiento de Oslo, recibiendo honores de manos del último Nobel de la Paz, Barack Obama. Impagable.