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s2t2 -10 experimentos de psicología que vale la pena conocer

10 experimentos de psicología que vale la pena conocer

de Genciencia de

1) Cueva de los ladrones: Teoría de la identidad social. Llevado a cabo entre niños de 11 años de edad en un parque público de Oklahoma, demostró lo sencillo que es inducir a la gente a pertenecer a un grupo concreto y a formarse ideas hostiles o prejuicios hacia los que no formen parte de ese mismo grupo.

El fútbol podría adscribirse a esta dinámica. La película La ola incide en el asunto, desde otro punto de vista: un profesor en Alemania instituye un régimen de extrema disciplina en su clase, restringiéndoles sus libertades y haciéndoles formar en unidad.

2) Poder corrupto: La prisión de la Universidad Stanford. Se realizó en una cárcel ficticia creada en el sótano de la Universidad Stanford. En un grupo de oficiales al cargo de prisioneros, finalmente los oficiales acaban disfrutando de su poder frente a los segundos y esto deriva en situaciones de abuso.

Popularmente quizá esta idea ha cuajado con el llamado “síndrome del portero de discoteca”.

3) Obediencia a la autoridad: Capacidad humana para la crueldad. Si una autoridad nos permite violar la ley e incluso traspasar la frontera de nuestra moralidad, sentimos propensión a hacerlo, tal y como intentó demostrar el psicólogo Stanley Milgram en 1963.

4) Conformidad: No creas lo que ven tus ojos. En 1951, Solomon Asch se puso como meta identificar y cuantificar el grado en que las personas adoptan juicios erróneos o falsos sólo para permanecer dentro del grupo y cómo el grupo puede llegar a influenciar en la conducta de una persona. Ya se sabe aquello de que la masa es ciega y estólida. Y la mayoría de actos de barbarie se llevan a cabo con más facilidad si se perpetran en el maremagnum de un grupo.

5) Mentirse a uno mismo. En un experimento clásico realizado en 1959, psicólogos desarrollaron un modelo con diferentes niveles de deshonestidad, en el que se intentó comprobar hasta qué punto una persona ignorará su propia experiencia, incluso hasta convencer a otro de algo que no es cierto. Es lo que se llama “disonancia cognitiva”. Y aunque suene horrible, nuestra mente es más sana y funciona mejor cuanto más fácilmente sepamos mentirnos a nosotros mismos sobre cuestiones espinosas.

6) Manipulación de la memoria. No estoy hablando de la empresa que en la película Desafío Total se encargaba de instilarte los recuerdos de unas estupendas vacaciones en la memoria. La cosa es más sutil, pero igualmente manipuladora e impostada.

El experimento se realizó en 1974. 45 personas vieron una película acerca de un accidente de tránsito. A 9 de esas personas se les preguntó luego que estimaran a qué velocidad iban los vehículos cuando chocaron. Al resto de los grupos de 9 personas se les fue efectuando la misma pregunta pero con una pequeña diferencia: se sustituía la palabra “chocaron” por palabras como “colisión”, “impacto”, “encontronazo” y “golpe”.

Para los que respondieron a la palabra choque, iban 30km más rápido que aquellos a los que se le dijo la palabra encontronazo. Y semanas más tarde, cuando se les preguntó acerca de un vidrio roto en el accidente a los que había sido interrogados con las palabras más “fuertes”, recordaron perfectamente ese vidrio roto a pesar de que en el accidente no hubo tal vidrio roto.

Imaginad las implicaciones de este experimento. ¿Memoria histórica? ¿Los casos de supuestas violaciones infantiles que son los propios psicólogos, sin advertirlo, los que hacen creer como ciertos a sus pacientes?

7) El mágico número 7. El psicólogo George Miller escribió en 1956 que el número 7 representaba el número de cosas que los humanos podíamos sostener en nuestra memoria de corto plazo a cualquier punto en el tiempo, con un margen de error de más menos 2. Quiza sea esta la razón por la que el numero siete ha tenido tanta importancia en la cultura humana.

“Mi problema es que he sido perseguido por un número entero durante siete años este número me ha acosado por todas partes, se ha entrometido con mis datos más privados y me ha acometido desde las páginas de nuestras revistas de mayor difusión”.

8) Anatomía del pánico de las masas: La guerra de los mundos. Orson Wells emitió por radio una adaptación de La Guerra de los mundos en 1938, causando pánico a casi 3 de las 6 millones de personas que estaban escuchando. Psicólogos de la Universidad de Princeton luego entrevistaron a 135 residentes de New Jersey acerca de sus reacciones sobre lo ocurrido. Aunque hoy en día nos creamos inmunes a este tipo de manipulaciones tan burdas, lo cierto es que los medios de comunicación son capaces de influir más de lo que pensamos en nuestras emociones y deseos.

9) En la mesa de negociación las amenazas no funcionan. Los investigadores Morgan Deustch y Robert Krauss pusieron a prueba dos factores involucrados en formación de acuerdos entre humanos en 1962: comunicación y amenazas. En este complicado experimento económico se descubrió que las relaciones de cooperación mutua entre personas son mucho más beneficiosas para ambas partes que las amenazas, ya sean acuerdos unilaterales o bilaterales.

Esto no sólo ocurre en la sala de juntas, o cuando pedimos audiencia a nuestro jefe, sucede cada vez que se quiere llegar a un acuerdo con alguien. Por ejemplo, una tarea tan simple como escoger el canal de televisión. Porque, tanto a pequeña como a gran escala, la negociación es una parte fundamental de nuestras vidas.

10) Comportamiento humano bajo situaciones de riesgo. Daniel Kahneman y Amos Tversky estudiaron el proceso de decisión durante situaciones de alto riesgo y tensión. Postularon una teoría que les valió un Premio Nobel y fue usada para desarrollar y predecir modelos económicos e influyentes campañas de márketing.

Según el marco en el que se presente una misma situación, la gente se puede comportar de forma diametralmente opuesta. Por ejemplo, si se presenta en términos de pérdidas, más gente estará dispuesta a tomar riesgos. Esta teoría, denominada teoría de las perspectivas, por ejemplo, tiene una de las siguientes manifestaciones en la conducta humana: un individuo prefiere no perder 100 euros antes que ganar 100 euros, lo cual supone una asimetría en la toma de decisiones.

Vía | Almamagazine