Fecha: Sabado, 22 de Enero, 2005 18:30:22 (+0100)
Autor:VR-Gm
¿Inteligencia? ¿Qué quiere Ud. decir?
Todo queda en su lugar. ¿Dispuestos para partir? ¡Ah! ¡me olvidaba! falta definir el aprendizaje.
A partir de ahora lo entenderemos como: "la incorporación de nuevas conductas que faciliten la realización de una tarea"; y, para terminar esta tarea aburrida, definiremos "tarea" como: "la realización de diferentes movimientos coordinados para obtener un fin".
En este sentido, cuando a una máquina se la dota de la capacidad de "escoger" entre un repertorio de conductas posibles, "actúa inteligentemente", seleccionando la conducta que la llevará al objetivo deseado o programado.
Claro que es una inteligencia, como decirlo, quizá un poco extraña a nuestros ojos humanos. Es una inteligencia sin capacidad de previsión generalizada (no limitada a una tarea) y sin posibilidad de interpretar mensajes ambiguos ya que sus posibilidades son sólo las del programa que la crea. (12)>
La máquina, al contrario de los humanos, no está programada para desesperarse si no encuentra un significado en los hechos. Simplemente espera, queda en "stand by".
Quizá aquí se pueda entrever las interesantes posibilidades que se crean al intentar dotar de inteligencia a nuestras creaciones maquinales. Todo aquello que no se puede trasladar a un mecanismo... podría ser lo específicamente humano. Claro que no hay porque alegrarse demasiado... todo es cuestión de tiempo. Con el propio desarrollo tecnológico serán cada vez más cosas las que una máquina inteligente pueda hacer; y menos cosas, correlativamente, las que sean "específicamente" humanas.
Mis reflexiones apunta hacia el carácter abierto y positivo que tiene, para la especie humana, intentar dotar de máxima inteligencia a todos los mecanismos que nos rodean. En esa tarea no sólo hacemos nuestra vida más
cómoda sino, simultáneamente, profundizamos en los misterios de nuestra programación interna. No se puede "copiar" aquello que se desconoce.
De allí que, a pesar de sus deficiencias, la definición de inteligencia como la capacidad de resolver problemas nos parece un buen punto de partida. Pero ¡ojo! sólo un punto de partida, no de llegada.
2. Algunas aclaraciones sobre la tarea de definir
Definir algo es establecer una parte importante de las "reglas de juego"; de como puede funcionar una palabra dada en diferentes contextos. La definición crea una clase (el significado de la palabra) y a la vez es un pasaporte que abre la puerta de la clase creada (permite utilizarla en múltiples situaciones). La definición no es una proposición de la que se pueda predicar su "verdad" o "falsedad". No se puede decir, porque carece de
sentido, que una definición es falsa. A lo sumo podremos encontrar que se ha creado un "conjunto vacío"; una clase donde no existen objetos que puedan decir: "oiga, yo reúno las condiciones...".
Establecer una definición es un acto de creación; más cerca del arte que de la ciencia. No hay reglas previas que faciliten el trabajo, solo el sentido de la oportunidad y la capacidad para no crearnos problemas antes de
empezar.
Por ejemplo, si quisiera investigar sobre los fantasmas y adopto una definición que diga "seres invisibles, que no dejan huella"... tendré problemas. La propia definición convierte en imposible cualquier investigación científica sobre estos entes.
En cambio, si los defino como: "seres habitualmente invisibles, pero que en determinadas circunstancias dejan huellas materiales y que en situaciones de poca luz y soledad pueden ser percibidos por ojos humanos"... tendré dificultades, pero la investigación será posible.
El que los encuentre o no, es otro cantar; lo principal será aislar aquellas "circunstancias" donde la probabilidad de percibir fantasmas sea mayor, luego evaluaré si los casos registrados de apariciones coinciden con las circunstancias que mi investigación determina; y por este camino se podrán establecer hipótesis sobre la validez o no de los casos citados. A posteriori habrá que comprobar que redefinir rigurosamente estas hipótesis básicas a partir de las cuales se pueden deducir consecuencias observables... y tratar de comprobar esas consecuencias creando o recreando el medio adecuado.
Observe el lector que toda la actividad anterior será posible sí y solo sí la definición de la que partimos lo permite. La definición es un pasaporte; permite cruzar las fronteras de los fenómenos. No implica comprar el pasaje (para ello hay que tener dinero), pero si se cuenta con los medios permite visitar el país desconocido.
Espero haber llamado la atención sobre que la creación de una definición de inteligencia (o la selección de alguna de las que se encuentra en el mercado) es un punto esencial. Un viaje de mil millas acaba con un mal paso.
Este proceso no quita que, en la medida que avance la investigación, sea necesario refinar la definición inicial. A medida que el conocimiento aumenta sobre toda el área de fenómenos implicados (imaginación, predicción,
aprendizaje, solución de problemas...) puede ser obligado volver sobre el conjunto inicial para expulsar o admitir facultades inicialmente no previstas.
También, en este proceso, un ojo está en los aspectos puramente lógicos, y el otro en las consecuencias para la investigación. Reducir demasiado la clase que definimos puede llevar al primer caso en la búsqueda de fantasmas; ampliarla mucho puede llevar a trivializar la investigación y llegar a descubrir, por ejemplo, que inteligencia es "todo". Obviamente para esta conclusión no se necesitaba tanto aparato. Algo así sucede con las explicaciones religiosas: son ricas en describir los fenómenos de la vida; pero todo termina en los designios ocultos de una monarquía invisible.
(12) Lo cual no es totalmente cierto. Cuando un programa se complica lo suficiente empiezan a suceder cosas raras. Cosas que no estaban previstas en las condiciones iniciales. Esta posibilidad de funcionamiento "caótico" es fecunda... y peligrosa.