Fecha:Lunes, 24 de Enero, 2005 16:14:15 (+0100)
Autor: VR-Gm
3. La Sabiduría
En el transcurso de nuestro recorrido sobre los significados que encubre el término hemos partido de un supuesto (no explicitado): la inteligencia es algo básicamente positivo. Sin embargo, también se ha insinuado que aplicada sin adecuada previsión puede causar mas males que los que intenta solucionar.
Ninguna otra especie terráquea tiene el historial de violencia arrasadora como la humana. La destrucción sistemática del enemigo y la falta de respeto por los que no piensan como nosotros no está reñida con la inteligencia ¿Se ha preguntado el lector, sobre todo si tiene más de 50 años, o es de profesión historiador, como podía la Alemania de los años 30 incubar tanta violencia y tanto sadismo? Pues bien, hubo judíos que optaron por quedarse, en vez de emigrar como lo hicieron los más previsores, porque entendían que un pueblo tan culto como el alemán era una valla insuperable para la locura colectiva (Freud fue uno de los que así pensaban). La mayoría de esos "bien pensantes" tuvieron oportunidad de reflexionar sobre ello unos minutos antes de entrar en la camara de gas.
Esto es un descubrimiento turbador para quien piensa, a priori, que la inteligencia es una facultad humana (o que los humanos la tenemos en alto grado). El poder que crea máquinas útiles también eleva cadalsos y cámaras de gas. Da la impresión que un juguete poderoso es sostenido por manos infantiles, caprichosas. Como un abogado penalista sagaz y astuto, la inteligencia puede convertir a un criminal en impune, aprovechando los agujeros y ambigüedades del sistema jurídico.
Llegado a este punto es donde sentimos la necesidad de completar el concepto inicial, creando (o aprovechando) una nueva categoría: "la sabiduría".
Habría que imaginar una "inteligencia" a prueba-de-violencia. Una "inteligencia-abnegada" por así decirlo.
Solo que necesitamos definirla con cierta precisión para saber si hemos creado un "conjunto vacío" o pueden existir candidatos a ocupar esta nueva clase. En consecuencia nos atrevemos a definir la "sabiduría" como: la
capacidad de interpretar las señales del ambiente, refinando el patrón de soluciones existentes sin crear, por este mismo hecho, nuevos y mayores problemas.
Esta es una definición provisional. Confiamos que pueda hallarse otra que con menos palabras lo diga mejor. La idea que encierra se localiza en la palabra clave "patrón". Un patrón de respuestas no es una sola, ni diez, ni cien. A pesar de que cada solución es diferente hay elementos básicos comunes. Estos elementos básicos repetitivos son los que configuran el patrón. (También podríamos llamarlo "estructura") (13).
La "sabiduría" observa el patrón subyacente y comprueba la clase de respuestas que produce: favorable o desfavorable, mejoran la vida o la convierten en más difícil, generan bienestar o crean graves perjuicios."El resultado de esta observación se traduce no en el cambio de una respuesta aislada, sino en la sustitución de todo el "patrón de respuestas".
También es sabiduría (y aquí tenemos nuevos elementos para incluir en la definición inicial) la integración provisional de todas las experiencias vividas; de allí surge una nueva noción de "medida" o de "oportunidad" en la aplicación de una nueva tecnología; o en la resolución de un problema habitual. La palabra "provisional" es clave, ya que la sabiduría excluye las respuestas automáticas, ciegas, ritualistas o dogmáticas.
Según esta perspectiva que someto a la crítica de todos los inteligentes lectores de Casi Nada, la "sabiduría" es un conjunto contenido dentro del conjunto mayor "inteligencia". No concibo una sabiduría sin inteligencia; pero sí (y es una lamentable realidad) una inteligencia sin sabiduría.
La "sabiduría" tampoco es general (y aquí me aparto drásticamente de su uso vulgar). Puede ser específica a una especialidad o a una clase de actividad.
Se puede ser "sabio" en medicina y solo en ella.
La "sabiduría" es una inteligencia que observa los resultados de una actividad inteligente y es capaz de sacar conclusiones significativas y comunicables sobre lo que está sucediendo. Es una meta-inteligencia.
Es muy probable que la "sabiduría" incluya, a diferencia de la inteligencia, algún tipo de actividad consciente. Si un organismo "sabio" es capaz de observar y analizar los "patrones" de actividad, se está percatando de lo que sucede más allá de la pura acción.
4. ¿Qué hacer?
¿Qué hacer con nuestras reflexiones y refinamientos del concepto de inteligencia? ¿Se puede intentar algo productivo fuera del laboratorio de psicología donde sólo pueden trabajar los especialistas con largo y costoso
entrenamiento?
La investigación sobre la inteligencia necesita de muchas inteligencias abocadas al tema desde diferentes ángulos y experiencias. Sostengo la idea que la investigación de la inteligencia necesita de Internet. Además del trabajo altamente especializado en laboratorios situados en países de gran nivel tecnológico todo el mundo (literalmente hablando) debe aportar su granito de arena. Su perspectiva local.
Por ejemplo, estudiar que clase de conducta inteligente es la que se necesita para prosperar en diferentes nichos ecológicos (tomado este último concepto en su sentido más amplio posible). La investigación puede resultar fascinante cuando se observa que las disposiciones que dan el triunfo en un nicho ecológico (por ejemplo la universidad), pueden resultar catastróficas en otro contiguo (por ejemplo, la empresa). O que una conducta "inteligente"
en España no es igual a una conducta "inteligente" en Nigeria. O que los chinos tienen su propio y peculiar definición de lo que consideran "inteligente".
En la impresionante lista de temas pendientes podemos, también, preguntarnos cuales son las circunstancias internas que pueden influir en la evaluación o diagnóstico de un problema; y estudiar si la conducta inteligente es "solo" un cálculo de proposiciones, o si también necesita de valores que operen como anclajes para poder-pensar. Con lo cual nos metemos en el irritante (por lo imprevisible) mundo de las emociones y de los valores. ¿La ética y los sentimientos, son parte de la inteligencia, o un subsistema independiente que a veces la obstaculiza o la impulsa? ¿Cómo funcionan y cómo se valora el papel de las emociones en los diferentes pueblos que habitan la tierra?
Si tenemos oportunidad de observar a otros seres vivos, podemos investigar en que medida resuelven problemas (conducta no instintiva, aprendida) y como mejoran sus perfomances en los tests que su propio hábitat les administra.
Podemos comparar diferentes individuos de la misma especie y establecer un ranking de inteligencia conforme los tests que nosotros seamos capaces de inventar. Y por último podemos analizar "el humor" que surge de esta actividad ("he adiestrado al de la bata blanca -dijo el ratón-, cada vez que aprieto la palanca... me da comida"). ¿El humor, forma parte de la inteligencia, siendo en si mismo un indicador de su presencia? ¿... o es el resultado emocional de una frustración que no encuentra otra solución alternativa?¿Es el "humor" un indicador universal, o sólo limitado a los países de una misma tradición cultural?
Un tema interesante es prever como el desarrollo del ordenador puede potenciar la inteligencia humana, o crear una nueva clase de inteligencia fruto inesperado del desarrollo tecnológico. ¿Es posible que el ordenador
inteligente sufra las mismas barreras culturales que sus creadores? ¿una civilización poblada de máquinas inteligentes... tiene posibilidades de ser adoptada por todos los pueblos?
El futuro está más cerca de lo que imaginamos. Roberto Jastrow afirma que "No hay limite a la curva ascendente de la inteligencia de silicio" y preconiza que en el futuro aparecerá una nueva inteligencia hibrida
resultado de la combinación entre los poderes de la inteligencia humana y la del ordenador.
También podemos dirigirnos hacia la conducta opuesta, donde falla la inteligencia, esa que solemos llamar "tonta" (otro término no definido) y estudiar sus condiciones de aparición y desarrollo. Incluso, lo que llevaría
a un bucle peligroso (respecto de las definiciones iniciales), podríamos investigar en que medida las conductas "tontas" favorecen la supervivencia (no para el individuo, sino para la especie).
Un problema no menos fascinante es investigar las condiciones en que puede facilitarse el desarrollo de los humanos espontáneamente bien dotados. Me refiero a los niños de alto coeficiente intelectual. Son muy pocos los países que se ocupan activamente de ellos. Lo cual es triste porque constituyen el mejor capital de una nación. Mis observaciones (muy limitadas, por cierto) apuntan a que una inteligencia elevada descuidada no es buena ni para su portador ni para el ambiente que lo rodea. Algunos casos de "niños problema" son el resultado de ese descuido.
Son tantos y tan apasionantes los caminos que podemos emprender que el peligro principal es quedarse sin elegir. El dilema de dos senderos igualmente apetecibles. Solo que para poder verlos es necesario, primero,
desbrozar el punto de partida configurandolo y demarcandolo. Sin un aeródromo adecuado... no se puede despegar.
Claro que... ¿acaso hemos preparado un buen aeródromo? ¿por qué pensar en "inteligencia" como una facultad? Cuando se resuelve un problema, o se anticipa su aparición ¿no se están usando los recuerdos, imágenes, percibiendo detalles, visualizando configuraciones, midiendo y pesando diversos factores, mezclando respuestas e imaginando consecuencias? Y el resultado ¿no es el fruto de la combinación de actividades que en si mismas son diferentes?
Cerramos el círculo volviendonos a preguntar por ¿qué es la "inteligencia"?
¿es una facultad, un paquete de aptitudes, una respuesta adecuada o la suma algebraica e intransmisible de toda una personalidad o una cultura?
Por lo de pronto algo hemos adelantado. Queda una lección, una enseñanza: se necesita un punto de partida... y que al cabo de un tiempo de reflexión, búsqueda de información, análisis de datos, elaboración y puesta a prueba de hipótesis, advertimos que el punto de partida inicial hace agua por todos los costados. Ahora el "punto-de-partida" está impuesto por todo el trabajo ya hecho. La ciencia, como cuerpo de conocimientos, se deshace de las palabras que impulsaron la búsqueda inicial y elimina todo lo que no es
compatible con la lógica que surge de sus entrañas. Cada paso en la creación de una estructura mental repite el proceso tan conocido y observado cuando se construye un edificio. Una vez que la estructura se sostiene... se destruyen los andamios y los soportes exteriores.
Pero este programa es sólo un futuro no inmediato. Se necesita mucho trabajo interdisciplinar (más aún, "multitudinario") para aclarar e influir en algo que siendo tan importante y tan común, resulta tan poco trabajado y cuidado:
la inteligencia humana.
(13) El estudio de estructuras comunes a fenómenos diversos recibe el estimulante nombre de "isomorfismos". Vease sobre este tema el citado libro
de Douglas R. Hofstadter.