Durante la Segunda Guerra Mundial, como saben, España estuvo más bien del lado alemán dentro de su neutralidad. Esto no fue impedimento para que Winston Churchill fuera un asiduo visitante del embajador español en el Reino Unido. Ahora veremos por qué.
El embajador era Jacobo Fitz-James Stuart, 17º duque de Alba y duque de Berwick, entre otros títulos. Como vemos, la familia Alba siempre ha estado unida a la historia de España. Las cenas con Churchill solían ser relativamente habituales, eso sí, a menudo en la embajada española. ¿La razón? La cocina y la bodega. Tanto uno como otro eran aficionados al buen comer y al mejor beber y en la embajada nunca faltaba de nada a pesar de los duros momentos debidos a la guerra.
En una ocasión el cocinero de la embajada española le pidió al duque de Alba que le consiguiera una foto de Churchill dedicada por este. El de Alba le dijo a Churchill: “Winston, ¿te importaría firmar esto para mi cocinero? Te admira tanto…”. Churchill le respondió: “¿Admiración? Nada comparable a la admiración que yo siento por su cocina”.
Aprendamos de esto, amigos, una clara lección. Que la política, e incluso casi la guerra, no se interponga si podemos disfrutar de una buena comida. Si todo se discutiera en una buena sobremesa, cuánto mejor iría el mundo.
Fuente: Papá espía de Jimmy Burns Marañón
El embajador era Jacobo Fitz-James Stuart, 17º duque de Alba y duque de Berwick, entre otros títulos. Como vemos, la familia Alba siempre ha estado unida a la historia de España. Las cenas con Churchill solían ser relativamente habituales, eso sí, a menudo en la embajada española. ¿La razón? La cocina y la bodega. Tanto uno como otro eran aficionados al buen comer y al mejor beber y en la embajada nunca faltaba de nada a pesar de los duros momentos debidos a la guerra.
En una ocasión el cocinero de la embajada española le pidió al duque de Alba que le consiguiera una foto de Churchill dedicada por este. El de Alba le dijo a Churchill: “Winston, ¿te importaría firmar esto para mi cocinero? Te admira tanto…”. Churchill le respondió: “¿Admiración? Nada comparable a la admiración que yo siento por su cocina”.
Aprendamos de esto, amigos, una clara lección. Que la política, e incluso casi la guerra, no se interponga si podemos disfrutar de una buena comida. Si todo se discutiera en una buena sobremesa, cuánto mejor iría el mundo.
Fuente: Papá espía de Jimmy Burns Marañón