NOTA DE VREDONDOF : Mi opinión a propósito de Wikileaks es que eramos pocos y parió la "aguela" , independiente de si es información relevante o chismorreo . Tengo claro que SERVIRÁ para que el periódico que tienen la exclusiva lo publique a cuenta gotas y también que publique lo que mas le interesa ( en el caso del País , todos sabemos de que pie cojea).
PERO SOBRE TODO SIEMBRE DE MAS INFORMACIÓN "nuestro campo" y que acabe todo como INFORMACIÓN ESTÉRIL. Este es el verdadero QUID DE LA CUESTIÓN , El exceso de información acaba MAREANDO.
Todos los medios que no hemos podido recoger la exclusiva de Wikileaks nos hemos sentido fatal por eso mismo: no teníamos la exclusiva.
Pero esta vez no hay que parar las máquinas: la mayoría de los documentos filtrados por Wikileaks a El País, Le Monde y Der Spiegel no contienen información tan novedosa como en otras ocasiones.
¿Por qué?
Porque son recortes de prensa.
El circuito de los comunicados e informes de las embajadas es el siguiente: un funcionario de la administración se informa de las cuestiones más relevantes de un país, y trata de saber qué piensan o qué van a hacer los gobernantes. ¿Son aliados? ¿Son enemigos?
Hasta ahí, claro. ¿Y cómo se informa? Están los servicios secretos, los comentarios que se pillan en unos canapés, los encuentros organizados… Y ahora viene lo bueno: la inmensa mayoría de los informes se elaboran leyendo la prensa: periódicos, televisión, revistas, documentos públicos… Los diplomáticos escrutan los análisis, leen entre líneas, adivinan intenciones. Pero en la mayor parte de los casos lo hacen leyendo periódicos.
Luego, envían esos informes a sus ministerios y estos se archivan en confidenciales, secretos o normales. O lo que sea.
¿Y qué ha pasado? Que Wikileaks los ha interceptado (o alguien se los ha filtrado), y luego los ha pasado de nuevo a la prensa. De modo que la prensa ha publicado los resúmenes de las mismas noticias que habían servido de base para hacer esos informes. El círculo se ha cerrado.
Por esa razón, lo que se ha visto en estos días es bastante normal.
EEUU no se fía del primer ministro turco. Conocido. Tiene miedo al programa nuclear de Irán. Publicado. Paquistán tiene un arsenal nuclear peligroso. Se sabía. Merkel es más dura que el teflon. Evidente. Putin es un autoritario. Comprensible. Sarkozy es autoritario como Napoléon. Bien sûr. Berlusconi monta fiestones salvajes. Fotografiado por El País. Venezuela está llena de espías cubanos que departen con Chávez. Archisabido. La Kirchner está mal de la cabeza… Bueno, un poco rarito.
En el caso de España, las presiones de la diplomacia norteamericana sobre la Justicia han sido novedosas pero no de la magnitud de un terremoto. Y el interés en traspasar presos de Guantánamo o la opinión dudosa sobre Zapatero son bastante lógicas y evidentes.
Hay bastantes cosas de interés pero en general, lo que se ha filtrado hasta ahora es lo que la prensa ya había publicado. Por eso, Javier Solana, ex jefe de la diplomacia europea, decía que los documentos filtrados ya eran conocidos. Bueno. En los pasillos. Lo feo para el gobierno de EEUU es que esas cosas no se dicen en público. Por eso existe la diplomacia, el arte de no insultar a los países que te caen mal.
La pregunta es, ¿saldrán más documentos? Seguro. Y tendrán más chicha. Desde el punto de vista de la geopolítica, lo más delicado puede proceder de Israel. El ascenso de Irán como potencia nuclear preocupa mucho a Washington y a Jerusalén.
Y por supuesto, los movimientos de China.
Pero en esta ocasión, la mayoría han sido informaciones publicadas o gossips: cotilleos.
(Si yo hubiera estado en El País, habría hecho lo mismo: venderlo a los cuatro vientos como la gran exclusiva).
Pero esta vez no hay que parar las máquinas: la mayoría de los documentos filtrados por Wikileaks a El País, Le Monde y Der Spiegel no contienen información tan novedosa como en otras ocasiones.
¿Por qué?
Porque son recortes de prensa.
El circuito de los comunicados e informes de las embajadas es el siguiente: un funcionario de la administración se informa de las cuestiones más relevantes de un país, y trata de saber qué piensan o qué van a hacer los gobernantes. ¿Son aliados? ¿Son enemigos?
Hasta ahí, claro. ¿Y cómo se informa? Están los servicios secretos, los comentarios que se pillan en unos canapés, los encuentros organizados… Y ahora viene lo bueno: la inmensa mayoría de los informes se elaboran leyendo la prensa: periódicos, televisión, revistas, documentos públicos… Los diplomáticos escrutan los análisis, leen entre líneas, adivinan intenciones. Pero en la mayor parte de los casos lo hacen leyendo periódicos.
Luego, envían esos informes a sus ministerios y estos se archivan en confidenciales, secretos o normales. O lo que sea.
¿Y qué ha pasado? Que Wikileaks los ha interceptado (o alguien se los ha filtrado), y luego los ha pasado de nuevo a la prensa. De modo que la prensa ha publicado los resúmenes de las mismas noticias que habían servido de base para hacer esos informes. El círculo se ha cerrado.
Por esa razón, lo que se ha visto en estos días es bastante normal.
EEUU no se fía del primer ministro turco. Conocido. Tiene miedo al programa nuclear de Irán. Publicado. Paquistán tiene un arsenal nuclear peligroso. Se sabía. Merkel es más dura que el teflon. Evidente. Putin es un autoritario. Comprensible. Sarkozy es autoritario como Napoléon. Bien sûr. Berlusconi monta fiestones salvajes. Fotografiado por El País. Venezuela está llena de espías cubanos que departen con Chávez. Archisabido. La Kirchner está mal de la cabeza… Bueno, un poco rarito.
En el caso de España, las presiones de la diplomacia norteamericana sobre la Justicia han sido novedosas pero no de la magnitud de un terremoto. Y el interés en traspasar presos de Guantánamo o la opinión dudosa sobre Zapatero son bastante lógicas y evidentes.
Hay bastantes cosas de interés pero en general, lo que se ha filtrado hasta ahora es lo que la prensa ya había publicado. Por eso, Javier Solana, ex jefe de la diplomacia europea, decía que los documentos filtrados ya eran conocidos. Bueno. En los pasillos. Lo feo para el gobierno de EEUU es que esas cosas no se dicen en público. Por eso existe la diplomacia, el arte de no insultar a los países que te caen mal.
La pregunta es, ¿saldrán más documentos? Seguro. Y tendrán más chicha. Desde el punto de vista de la geopolítica, lo más delicado puede proceder de Israel. El ascenso de Irán como potencia nuclear preocupa mucho a Washington y a Jerusalén.
Y por supuesto, los movimientos de China.
Pero en esta ocasión, la mayoría han sido informaciones publicadas o gossips: cotilleos.
(Si yo hubiera estado en El País, habría hecho lo mismo: venderlo a los cuatro vientos como la gran exclusiva).