
Era una mañana de sábado de julio de 1945 con niebla, poco antes de las diez, cuando un bombardero B-25 Mitchell pilotado por el teniente-coronel William Franklin Smith chocó contra la cara norte del edificio. Entre las plantas 79 y 80, contra las oficinas de una organización católica se empotró un aparato realmente gigantesco.
Un motor atravesó el edificio y voló (nunca mejor dicho) hasta la terraza de un bloque cercano. Se declaró un incendio en el Empire State Building que fue extinguido en unos 40 minutos. 14 personas murieron en el accidente, pero una chica llamada Betty Lou Oliver, que era la operaria de un ascensor, sobrevivió a una caída de su ascensor de 75 pisos. Y siguiendo con los records del mundo del Empire State Building, esta caída es la mayor de un ascensor con supervivientes.
No tardó mucho en recuperarse el edificio, pero, un año más tarde otro avión estuvo a punto de chocar de nuevo.