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Historia del cocodrilo





Haciendo ver que escucho... 
Estos días, leyendo el libro de Jeroni Benavides “Papá, quiero ser un empresario de éxito”, me ha devuelto a la memoria una historia que tenía olvidada y que me encanta haber rescatado: es la Historia de un cocodrilo.

Aparece en el libro “La qualité avec le sourire” de René Droin y es la siguiente:

La escena transcurre en un prestigioso centro psiquiátrico. El brillante profesor hace su diario recorrido por las salas. Un nuevo paciente ha llegado la víspera.

- ¡Buenos días! Veo por su historial que es el paciente ideal para nosotros: estamos especializados para tratar su caso y perfectamente equipados para curarle. ¿Qué tal se encuentra?

- ¡Ay doctor!, estoy muy contento de estar en su clínica y me siento bien atendido. Pero, mire usted, he dormido muy mal. Hay un cocodrilo debajo de mi cama que hace un ruido horrible.

¡Diablos!, el pobre está realmente perturbado, piensa el profesor.

- ¡Vamos!, confíe en nosotros, todo va a arreglarse. ¡Hasta mañana!

Al día siguiente:

- ¡Ay doctor! Me alegro mucho de volver a verle. Estoy un poco mejor, pero sufro terriblemente de insomnio. Este cocodrilo es terrible. Le castañetean los dientes, ronca, rasca las uñas… ¡No he podido pegar ojo!

¡Vaya!, ¡Decididamente, seguimos igual!

- No se inquiete, amigo mío. En un par de días como mucho, todo estará arreglado definitivamente.

Dos días después, la misma escena. En este caso, el médico se va ha pensado a qué colega psiquiatra podía confiarle ese fantástico caso de alucinación.

Pasan otros dos días. El médico mientras se pone la bata silbando, pregunta a una enfermera:

- ¿Y el loco del cocodrilo, dónde está, por favor?

- Lo siento mucho, doctor. El cocodrilo se lo ha comido esta noche.

Me hace pensar en todas aquellas veces en que “oímos” sin escuchar a los participantes en reuniones, diciendo aquello de “muy interesante”, “me lo estudiaré”, pero sin prestarle ninguna atención real