El francotirador es sin duda el combatiente más temido en cualquier escenario de guerra, gracias a su efectividad bala/víctima, lo que le convierte en el arma más rentable de matar al enemigo; aunque también por el terror psicológico que despierta la posibilidad de ser abatido a muchos metros de distancia.
Concretamente a 2,47 km de distancia, lo que miden 25 campos de fútbol, que es el récord de puntería en guerra real logrado en este pseudo campeonato del mundo de fusileros que se celebra todos los días en Afganistán. El campeón es el cabo británico Craig Harrison, que abatió a dos talibanes con dos disparos consecutivos a una distancia de 2,47 kilómetros en la provincia de Helmand, Afganistán, en noviembre pasado.
A continuación hizo un tercer disparo para inutilizar la ametralladora PKM que manejaban los infieles; y le dio, en quizás la hazaña más prodigiosa de puntería en la historia militar.
¿Por qué casi medio año en conocer la existencia de Craig Harrison y su vista de águila? Bueno, la publicidad no es buena consejera para un profesional que está “en el teatro de operaciones”. Harrison, quien también sobrevivió a un balazo a través de su casco y a dos brazos rotos tras la explosión de una granada IED, ha terminado su período de servicio y la historia puede ser contada.
De hecho, el anterior récord es del canadiense Rob Furlong, también cabo del Ejército, cuya distancia fue la comidilla de la tropa durante cinco años, antes de que llegaron a oídos de un reportero y su nombre fue revelado. Furlong, abatió a un combatiente de Al-Qaeda a 2,43 kilómetros durante la “Operación Anaconda” en Afganistán en 2002, con un rifle McMillan Bros Tac-50, “Big Mac” para los amigos.
Harrison superó dos veces y con disparos consecutivos esa marca, aparte del tercer blanco: la ametralladora KPM, mucho más pequeña que un talibán, un hecho que no tiene paralelismos en la historia militar.
Pero un buen francotirador no deja de ser un obrero que cuenta con las herramientas adecuadas. Craig Harrison es el Valentino Rossi de los francotiradores, pero al igual que el italiano, el británico no es nadie sin su máquina. La de Harrinson es un Accuracy International L115A3 de largo alcance, un rifle originalmente desarrollado por el medallista de oro en tiro olímpico Malcolm Cooper y considerado el “mejor rifle de francotirador del mundo”.
Cada unidad del fusil cuesta a las arcas del ministerio de defensa británico la friolera de 26.000 €. Pesa 6,8 kilogramos y dispara un balazo de 8.59mm que es más pesado que el calibre 7,62 de la anterior modelo, el L96, y por lo tanto tiene menos probabilidad de desviarse en grandes distancias.
El L115A3 tiene un cargador de cinco rondas, lo que permite al francotirador disparar una manita de plomo fundido con rapidez, a pesar de que casi nunca se llega a la quinta bala. Además viene con un soporte ajustable para suelo y supresor para reducir el flash y el ruido del rifle, minimizando el hecho de que una vez que el enemigo sabe que un francotirador dispara, él también se convierte en objetivo.
En manos muy cualificados el L115A3 puede dar en un blanco de tamaño humano a partir de 1400 metros e incluso a esa distancia, el impacto de la bala es más duro que el de una Magnum del calibre 44 sobre una pared. Aunque la bala sale del cañón de tres veces la velocidad del sonido, todavía tarda más de dos segundos y medio en viajar esa distancia.
El día que Craig hizo su récord, la mañana era clara y sin aire en la montaña; sin embargo Harrison todavía tuvo que apuntar casi dos metros más alto que los blancos, y casi 50 cm a la izquierda, para contrarrestar la apacible brisa y la caída natural de la bala.
Posibilidades de que un francotirador nos acierte a 3 km de distancia: 100%; Mientras haya guerras, la evolución de los rifles será más rápida que lo que tarda la bala en llegar a su objetivo.
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