Si colocáramos el aeropuerto de Barajas en el centro de Madrid, no cabría en la M-30 y cada pista de aterrizaje mediría tanto como todo el Paseo de la Castellana. Si colocásemos el aeropuerto deEl Prat en medio de Barcelona ocuparía desde la costa hasta la Travessera de Gràcia. En Valencia desde la Malvarrosa a los Jardines del Real. En Sevilla, desde Torneo hasta el Polígono de Carretera Amarilla…
Hemos realizado la prueba con estas y otras ciudades, como Palma de Mallorca y Santiago de Compostela. Y este es el resultado: los aeropuertos no tienen mucho que envidiar a las ciudades que les acogen en cuanto a extensión.
Hemos realizado la prueba con estas y otras ciudades, como Palma de Mallorca y Santiago de Compostela. Y este es el resultado: los aeropuertos no tienen mucho que envidiar a las ciudades que les acogen en cuanto a extensión.