El 75 por ciento de las mujeres holandesas trabaja media jornada y el 23 por ciento de los hombres lo hace de lunes a jueves, para dejar el viernes como el "día del papá". Son abogados, doctores, educadores que siguen una tendencia que promueven las empresas e incluso el gobierno, que instauró el "Premio al hombre moderno".
Remco Vermaire es ambicioso y, a los 37 años, el socio más joven de su estudio jurídico. Sus clientes esperan que él esté disponible constantemente, excepto los viernes, cuando se dedica a cuidar a sus dos hijos.
Catorce de los 33 abogados de la firma de Vermaire trabajan con horario parcial, como lo hacen también varios de sus cónyuges. Algunos clientes trabajan a tiempo parcial también.
"Trabajar cuatro días a la semana es ahora la norma, más que la excepción entre mis amigos", dice Vermaire, el primero en su firma que tomó un "día del papá" en 2006. Luego, los otros abogados con hijos pequeños siguieron el ejemplo.
Por motivos entre los que se mezclan la tradición y el modernismo, tres de cada cuatro mujeres holandesas trabajan a tiempo parcial. Los sectores dominados por ellas, como salud y educación, operan casi totalmente en base a una distribución de tareas entre las funcionarias de media jornada porque incluso aquellas sin hijos y las madres de niños más grandes intercambian ingresos por tiempo libre.
El trabajo a tiempo parcial ha dejado de ser una prerrogativa de la mujer con pocas ambiciones profesionales para convertirse en un medio poderoso para atraer y retener a la gente talentosa -ya sean hombres o mujeres- en el competitivo mercado laboral holandés.
En realidad, para un grupo cada vez mayor de profesionales, el deseo de una semana laboral más flexible se está propagando, con repercusiones en todo, desde la identidad del género hasta el tránsito en las horas de congestión.
Hay cirujanos, administradores e ingenieros con media jornada. Desde Microsoft hasta el Ministerio de Economía holandés, la cultura holandesa del trabajo de media jornada proporciona una mirada anticipada a los desafíos -y soluciones potenciales- que otras naciones enfrentarán también en una época de una fuerza laboral que está cambiando rápidamente.
"Nuestra experiencia del medio tiempo nos ha enseñado que se puede organizar el trabajo en un ritmo diferente al horario de nueve a cinco", dice Pia Dijkstra, miembro del Parlamento y famosa ex mujer ancla del noticiario, quien encabezó una comisión sobre cómo estimular a las mujeres en esta área.
Como uno de cada tres hombres trabaja a tiempo parcial o comprime un empleo de jornada completa en cuatro días, el "día del papá" ha llegado a ser parte del vocabulario holandés.
"De nuestra filosofía holandesa conservadora con respecto a la maternidad viene este deseo urgente de pasar más tiempo con la familia", explica Karien van Gennip, ex ministra de Comercio, quien está a cargo de la banca privada e inversiones en ING.
Van Gennip ha sentido el cambio. En 2004, bajo las fuertes críticas de los medios locales, ella fue la primera miembro del gabinete que quedó embarazada mientras ejercía el cargo, y en 2011 su banco ya está en la segunda etapa del plan gradual para reemplazar los computadores personales de los empleados por laptops equipados para el trabajo a distancia.
Wouter Bos, ex ministro de Hacienda y ahora socio cuatro días a la semana en la empresa contable KPMG, concuerda: "Una mayor cantidad de hombres quiere pasar tiempo con la familia, pero sin abandonar su trabajo. Y una mayor cantidad de mujeres quiere una carrera, pero sin tener que renunciar al tiempo con la familia". El ex ministro predice "una enorme lucha" por los mejores trabajadores, en que la flexibilidad será la clave.
Cada vez más hombres
Los primeros empleos a tiempo parcial para la mujer holandesa llegaron con la primera falta de empleos en la década de 1950. Pero no fue hasta 1996 que el gobierno otorgó a los empleados de media jornada un estatus igual al de los de jornada completa; en 2000 se estableció el derecho legal a determinar las horas laborales.
El 75 por ciento de las mujeres holandesas ahora trabaja media jornada, en comparación con el 41 por ciento en otros países de la Unión Europea y el 23 por ciento en Estados Unidos, dice Saskia Keuzenkamp, del Instituto Holandés de Estudios Sociales. El 23 por ciento de los hombres holandeses tiene horas reducidas, en comparación con el 10 por ciento en el resto de la Unión Europea y en Estados Unidos; otro 9 por ciento trabaja una semana completa comprimida en cuatro días.
Cuando Jan Henk van der Velden, uno de los socios en la firma legal de Vermaire, entró a ésta hace 21 años, no había mujeres socias y ningún hombre se habría atrevido a pedir un trabajo de medio tiempo.
Actualmente, seis de los nueve socios optaron por este sistema. Esto funciona porque los abogados son flexibles; cuando Vermaire tiene una audiencia en tribunales un viernes, por ejemplo, lo intercambia con su esposa, quien normalmente tiene libre los lunes.
De los 85 especialistas en el Hospital Ziekenhuis Amstelland al sur de Amsterdam, 31 son mujeres y dos tercios trabajan medio tiempo. Algunos cirujanos también laboran media jornada, lo que significa una lucha diaria por unificar el tratamiento de los pacientes que son atendidos por varios médicos. "Esto habría sido impensable incluso hace diez años", dice Jacques Moors, director del hospital. "Pero si insistíamos en cirujanos con jornada completa habríamos tenido un problema de personal: tres de cada cuatro de nuestros médicos nuevos son mujeres".
En los campos dominados por hombres, el panorama es más diverso. Algunos no se atreven a pedir jornada parcial por temor a poner en peligro su carrera. Pero una hornada de libros y sitios web recientes aconsejan a los hombres sobre cómo combinar la carrera con la familia. El año pasado, la revista Lof estableció el "Premio al papá trabajador" y el gobierno entregó su propio "Premio al hombre moderno" por romper los estereotipos sexuales. Rutger Groot Wassink ganó por cofundar una campaña que promueve el trabajo a tiempo parcial para los hombres; y por trabajar él mismo cuatro días a la semana. "Los hombres han sido excluidos de este debate por demasiado tiempo", aseguró Wassink, mientras indicaba una encuesta que mostraba que al 65 por ciento de los padres holandeses les gustaría trabajar menos.
El trabajo a tiempo parcial impone sus propias rigideces. "Incluye a muchas personas", precisa Janneke Platenga, profesora de economía de la Universidad de Utrecht. "Cuando todos en su sala cuna trabajan medio tiempo, ¿realmente quiere enviar a su hijo cinco días a la semana y que lo cuiden varias parvularias distintas?".
Holanda puede ser famoso por su liberalidad -se tolera la marihuana y las prostitutas pueden entrar a un sindicato- pero los estereotipos sexuales tradicionales son firmes, y durante años, un código del trabajo que ha habilitado a los empleados para que reduzcan sus horas los ha reforzado al estimular a las mujeres a que tengan un tiempo libre durante sus años de procreación.
En 70 por ciento, el empleo femenino en Holanda es alto; pero las mujeres trabajan en promedio no más de 24 horas semanales. Ellas ganan 27 por ciento menos que los hombres y el 57 por ciento es considerado económicamente dependiente, al ganar menos del 70 por ciento del salario mínimo bruto (1.300 dólares). Sólo cuatro de los 20 miembros del actual gabinete son mujeres y el 60 por ciento de las empresas inscritas en la Amsterdam Euronext no tiene mujeres en sus juntas directivas.
De acuerdo con Ellen de Bruin, autora de "Why Dutch women don't get depressed", la mujer holandesa no parece preocuparse demasiado. Ella observa que el 96 por ciento de las holandesas que trabajan a tiempo parcial manifiesta a los encuestadores que no quiere trabajar más; Holanda es ese raro país donde -incluso tomando en cuenta los quehaceres domésticos y el cuidado de los hijos- la mujer trabaja menos que el hombre.
Un estudio de 2006 mostraba que sólo el 16 por ciento de las mujeres urbanas holandesas aspiraba a alcanzar la cima y sólo el diez por ciento sacrificaría tiempo con la familia por una carrera. "Siempre clasificamos en los lugares inferiores en los rankings de igualdad de sexo", indica De Bruin, periodista, "pero clasificamos en los lugares superiores en felicidad".
Cada vez más empresas holandesas promueven horarios laborales flexibles. En Tilburg, cerca de la frontera belga, Radboud van Hal dirige el reclutamiento de gente talentosa en Achmea, la compañía aseguradora más grande de Holanda. Él toma desayuno y come con su familia y juega fútbol las tardes de los miércoles. Aun así labora 40 horas semanales. "Trabajo desde mi casa en las mañanas y voy a la oficina cuando las vías están despejadas", explica.
En realidad, trabajar en forma flexible no significa siempre trabajar menos. En las oficinas de Microsoft en Schiphol, Ineke Hoekman, jefa de recursos humanos y madre de dos hijos, solía trabajar a tiempo parcial. Pero en 2008, cuando la empresa se trasladó a un espacio sin estaciones laborales designadas y a los empleados se les pidió que trabajaran "en cualquier parte, en cualquier horario", ella de a poco volvió a la jornada completa. Su equipo funciona con la llamada telefónica en altavoz los viernes desde la práctica de fútbol de su hijo.
Este concepto de "nuevo mundo laboral" se ha exportado a oficinas de Microsoft en Noruega, Francia y Australia -aunque no todavía a la sede central de Estados Unidos- pero la flexibilidad sigue siendo más amplia en Holanda.
El 95 por ciento de los empleados de Microsoft en Holanda trabaja desde su casa al menos un día a la semana; una cuarta parte lo hace así cuatro de cinco días. Cada equipo tiene un "mínimo físico"; algunos se reúnen dos veces a la semana en la oficina, otros una vez por trimestre. Las comunicaciones en línea y las llamadas telefónicas por altavoz ahorran tiempo, combustible y evitan el derroche de papel. La compañía precisa que ha reducido sus emisiones de carbono en 900 toneladas este año.
Incluso en Holanda esto sigue siendo la excepción, pero está ganando terreno. En un mundo de 24 horas, la flexibilidad y la distribución de tareas son inevitables, asegura Martijn de Wildt, jefe ejecutivo de la consultora de recursos humanos Qidos. "El tiempo parcial es un concepto obsoleto", señala. "Pero también lo es la jornada completa".
"Trabajar cuatro días a la semana es ahora la norma, más que la excepción entre mis amigos", dice el abogado Remco Vermaire, el primero en su firma que tomó un "día del papá" en 2006.
Por Katrin Bennhold, The New York Times..
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