Trekking en Cavalls del Vent: hemos estado
Ya sabemos los muchos beneficios que tiene el andar para la salud, si a este andar le unes montaña y autonomía tienes el trekking. En Vitónica practicamos la vida sana y nos hemos ido hasta el Pirineo Catalán a hacer una bonita ruta de trekking: Cavalls del Vent, 100 kilómetros de recorrido con 5000 metros de desnivel positivo acumulado situado en el Parque Natural de Cadí-Moixeró.
Lo primero que hay que plantearse al hacer esta ruta es: ¿en cuánto tiempo la voy a hacer?. La ruta de Cavalls del Vent organizada tiene tres modalidades:
- Menos de 24 horas: evidentemente esto es un suicidio para el que no esté en forma, pocas personas lo hacen y ni siquiera se duerme.
- Menos de 36 horas: ya algo más asequible para el que esté en forma pero planteado como más competitivo, no se llega a disfrutar del todo de la ruta al tener que ir a contrarreloj y apenas dormir.
- Travesía: esto incluye de dos días en adelante. Es la opción que hemos cogido, 3 días en concreto. Lo ideal para hacerla más tranquilamente es en 4 días, así sale a una media de 6-7 horas diarias andando, pero 3 tampoco está mal para aquellos que contéis con una forma física aceptable.
¿Qué material llevar?
Pues por propia experiencia os digo que lo justo, al final cada gramo que echemos de más cuenta y lo tendremos que cargar durante 100 kilómetros. Con 2-3 camisetas basta, si son técnicas para que transpiren y pesen poco mejor que mejor. Las botas son importantes, no hacen falta botas de alta montaña, con unas de media caña o incluso unas zapatillas de raid va bien. Es importante haber usado las zapatillas, sino las ampollas serán enormes. No os recomiendo llevar unas zapatillas deportivas normales, la torcedura de tobillos siempre está al acecho. La mochila va en relación a lo que pensáis llevar, a mi con una de 40 litros me fue bien. Muy recomendable llevar un pequeño botiquín para curar ampollas y pequeñas heridas: betadine, tiritas y antiampollas es lo básico.
¿Dónde se duerme?
Hay ocho refugios repartidos por el recorrido, por eso hay que estudiar el trayecto antes de ir para ver cuántas noches se van a pasar y reservar los refugios. Nosotros estuvimos en tres, repartidos equitativamente en distancia. Todos los refugios tienen mantas y camas, un poco chicas pero camas, por lo que no es necesario llevar saco de dormir ni aislante (peso que nos ahorramos). Os recomiendo el refugio del Nido del Águila, las vistas son impresionantes.
¿Qué comer?
Todo depende de lo concertado con los refugios, lo mejor es desayunar y cenar en el refugio y hacer la comida en medio de la caminata del día. En nuestro caso hemos llevado sobres de comida deshidratada, así ocupa y pesa poco, sólo hay que calentar agua, echarla al sobre y listo. También es muy útil llevar una bolsita de frutos secos o barritas energéticas para evitar una pájara. Con respecto al agua puedes llenar en cada refugio, llevar un camelback es buena idea porque hay trayectos entre refugio y refugio que son largos y como pegue el sol la sed aprieta. En general la comida de los refugios es bastante buena y con suerte te dejan repetir, pero para cubrir las necesidades básicas está bien.
Una cosa curiosa es el tema del aseo, en un principio todos los refugios tienen agua caliente y duchas pero no os confiéis, no todos suelen tenerlo y lo del agua caliente tampoco suele ser lo habitual. Para ahorrar espacio es buena idea llevar un botecito con gel o champú y usar una toalla deportiva de natación.
El entorno es impresionante, vas desde los 800 metros a los 2500 por lo que la flora y la fauna va cambiando y hay diferencias enormes al ir por la cara norte de la montaña o por la sur. En un mismo día puedes pasar de un paisaje rocojo y seco a un entorno húmedo y lleno de vegetación. Tampoco te irás de esta ruta sin ver animales por el camino: vacas y caballos salvajes es lo habitual.
Mi pulsómetro marcó 8000 kilocalorías consumidas en el tiempo que estuve caminando y la báscula dos kilos menos. Una ruta que recomiendo a todo el mundo por lo bonita que es y porque la intensidad no es dura pero tampoco llega a ser un paseo por el campo. Lo mejor, la gente que te encuentras por el camino, que te cuentan mil historias y te recomiendan más rutas.
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